AMIGOS DE LOS RETABLOS
Maravilloso viaje a Málaga
del 2 - 7 ABRIL
para visitar:
Benalmádena costa, uno de los municipios turísticos por excelencia de la Costa del Sol y su fabuloso puerto deportivo Puerto Marina
Nos alojamos en el magnífico Hotel Palmasol **** de Avenida del Mar de Benalmádena.
Marbella para recorrer sus calles de sabor andaluz donde se mezclan hoteles de gran lujo y espectaculares villas y Puerto Banus.
Las preciosas callejuelas de la Sierra y los burro- taxis de Mijas.
Impresionantes vistas de Ronda + su casco histórico precioso.
Málaga, tienes que ver cómo está de guapa en una extensa panorámica: Alcazaba, sus miradores, su puerto… la zona peatonal del centro de la ciudad donde recorreremos su mercado, el teatro romano… la Catedral, Museo Carmen Thyssen, tiempo libre…
Setenil, donde pasearemos un paseo por este curioso pueblo instalado en la peña
Visitaremos los conocidos Dólmenes de Antequera y monumentos destacados como la Alcazaba, la Colegiata de Santa María, el Arco de los Gigantes, sus miradores…
Nerja, famoso escenario de Verano Azul y el Balcón de Europa y
no nos olvidamos de la preciosa Frigiliana, balcón de la Costa del Sol, con un entramado de callejuelas encaladas impresionante.
APÚNTATE Valvanera 620 83 26 38 José María 667 026 706
Amanece. Benalmádena es un rostro de luces y bruma que mira desde el mar. A lomos de la memoria, cabalga el viajero hacia el recuerdo para recuperar porciones de sí mismo que han quedado dispersas en cada rincón de esa hermosa Provincia, Málaga.
ResponderEliminarEsos pueblos de “alma blanca” tendidos al sol de mediodía sobre las lomas de montañas vigilantes, pobladas de encinas, pinos, carrascas y almendros, en armónica convivencia con olivos centenarios.
Pueblos que miran al mar y derivaron en ciudades, de calles angostas y empedradas; placitas bulliciosas que acogen al viajero y lo cautivan, rincones de sosiego y obligada parada, con fachadas que lucen macetas y colores sobre el blanco luminoso de la cal.
Alcazabas de tierra adentro, altivas, perennes; otras que miran a la ciudad creciente y al mar, guardando en sus recintos historia, cultura y el eco de civilizaciones que perpetuaron su arte y sus saberes.
Cuevas de arquitecturas megalíticas; miradores únicos sobre farallones rocosos que encajonan a un río, y a ratos lo estrangulan, por solitarios barrancos hasta entregárselo al valle para saciar la sed de naranjos, mandarinos, aguacates y mangos.
Rocas que abrazan hogares y facilitan espacios para la vida al arrullo de un río que tiempos atrás horadó paredes pétreas hasta abrirse paso y facilitar lugares habitables y de tránsito .
Ríos que serpentean alegres por barrancos y descienden presurosos hasta el valle donde se serenan al amparo de cañas y carrizos para dormir en ese mar Mediterráneo hospitalario.
Tierra de Málaga, donde la luz enciende en el valle naranjos y limoneros y estalla en fiestas y tradiciones ancestrales cuya vigencia rubricó el tiempo. Santuarios, monasterios, ermitas e iglesias que expanden una religiosidad que permanece viva en el alma de cada lugareño.
Málaga, magia y encanto natural, le despide al viajero en Despeñaperros, donde se abre, de par en par, una planicie sin fondo que, en lo que parece su final, se hermana con un cielo azul intenso.
Otro viaje de diez. Gracias.