sábado, 4 de mayo de 2019

VIAJE A FITERO Y CORELLA.


MIÉRCOLES 10 DE ABRIL



A las 9 y cuarto, partimos a la provincia de Navarra,  para visitar el  monasterio de Santa María la Real, fue el primero  que la Orden del Císter construyó en la Península, fue declarado monumento nacional en 1931, se fundó en 1140 aunque fue en 1185 cuando se iniciaron las obras de las diferentes dependencias, algunas de las cuales tienen en la actualidad funciones no religiosas: la hospedería está ocupada por el Ayuntamiento, las celdas se reconvirtieron en residencia de ancianos, el refectorio es la actual Casa de Cultura y cine, y la biblioteca y la cocina se convirtieron en museo.    

El retablo mayor, con tablas pintadas de Rolan Mois, es una de las mejores obras pictóricas conservadas en Navarra. Todas las pinturas destacan por la gama de colorido veneciano. 

Tras el gran tabernáculo se venera la Virgen de la Barda, imagen sedente con el Niño bendiciendo sentado en su rodilla izquierda, Conserva en gran parte la policromía original y fue restaurada en 1965.
 



 En la sacristía y en otras dependencias se guardan algunos lienzos, restos de la rica colección que poseía la abadía en los siglos de la Edad Moderna. Destacan la Sagrada Familia, de estilo manierista de fines del siglo XVI y la Transverberación de Santa Teresa, obra de la última época del pintor establecido en Tudela, Vicente Berdusán.
 Pasamos a ver el claustro renacentista de planta cuadrada y el sobreclaustro, construido siguiendo el estilo herreriano del siglo XVI.
Pudimos tocar el zarzal sin espinas, (que se supone es un milagro de la Virgen de la Barda) 

Después de un ratito libre, nos vamos al centro de rapaces y granja-escuela tudején que está  Situado a 3 Km. de Fitero y a escasos 800 m del balneario de Fitero; a él nos fuimos para  no sólo ver cómo nos miran, se posan en nuestras manos (debidamente protegidas) cuando les damos de comer, sino tocar a animales muy curiosos, como búhos siberianos, águilas escudadas, lechuza negra, búhos de bengala…. Todo un gozo y que disfrutamos mucho, y dando un paseo vemos  aves ornamentales, como pavos reales o faisanes, y algún que otro animal de granja como gallinas o burros.  Existe además un pequeño huerto ecológico y un estanque.  







Habiendo terminado la visita, vamos a reponer nuestras fuerzas y seguido nos dirigimos a…
CORELLA
En primer lugar visitamos el  Museo  Arte Sacro Arrese.
En el centro histórico de Corella, en las cercanías de la Plaza de la Merced, y al final de la Calle Cañete,se halla este Museo  Arte Sacro. Rodeado de casas palaciegas y diversos edificios de interés como la Iglesia de San Miguel o el Palacio de Corella, ocupa los edificios del antiguo Convento de la Encarnación. Ordenó su construcción a mediados del siglo XVII el ilustre corellano Pedro de Baigorri.

 A finales del siglo XVII llegaron al convento un grupo de monjas benedictinas de clausura y permanecieron en él durante tres siglos. En 1970 el matrimonio formado por José Luis Arrese y Maria Teresa Saéz de Heredia adquirió la abadía y trasladaron allí parte de su colección para convertirlo en el museo que hoy conocemos. Atesora una rica colección de piezas artísticas como lienzos, esculturas y objetos que abarcan una amplia cronología. El recorrido por el interior del museo trascurre a lo largo de once salas, siendo en la principal en la que se exponen las piezas más antiguas. En ella podrás admirar una cruz procesional del siglo XIV, la talla de la Virgen sedente de Santa Quiteria, la escultura gótica de San Emeterio y San Celedonio, entre otras reliquias, así como El Cristo Articulado o Cristo del Descendimiento. Se trata de una obra de gran naturalidad con articulaciones que permitían doblar la cabeza y plegar los brazos.






La iglesia de San Miguel, considerada como el templo barroco más importante de Navarra.

En origen es la Iglesia más antigua de Corella, si bien a partir del S. XV se realizaron en ella sucesivas ampliaciones hasta alcanzar su tamaño actual. Del primitivo templo no queda ningún vestigio. Su aspecto actual responde a las sucesivas ampliaciones y remodelaciones acometidas en los siglos XVII y XVIII y que imprimieron al templo un acentuado cuño barroco. Bóvedas de arista, una pátina dorada cubriendo la exuberante decoración ó la alternancia de piedra y ladrillo en la construcción, conducen al espectador a una época de esplendor.


Al Barroco de comienzos del S. XVIII pertenece la decoración interior, ya que en esta época se hace la ornamentada cornisa, se decora el anillo de la cúpula y se levanta el retablo mayor. Es una obra barroca realizada por Juan Antonio Gutiérrez en el primer cuarto del siglo XVIII. En la calle central se sitúan el sagrario, sobre él, un ángel con una figura sobre su cabeza y, en lo alto, la imagen del arcángel San Miguel, vestido de soldado y con un pie sobre un demonio.


Además, columnas gigantes, ángeles y hornacinas con imágenes de santos y santas – Santa Mónica es la mejor talla del conjunto – completan la composición ofreciendo un resultado colosal.
 



El coro está a los pies de la nave central y se ubica en alto; de él surge una tribuna lateral, por el lado del Evangelio, reservada al órgano.

La decoración le confiere a esta iglesia un aspecto peculiar destacándose de forma especial la gran cornisa que recorre todo el perímetro de la nave central y el crucero.

Una vez acabadas las visitas en el día de hoy, nos vamos al autobús, para reprender el regreso a Logroño.