martes, 7 de febrero de 2017

VIAJE A ZARAGOZA



Miércoles 1 – Febrero -2017


A las 8 horas, salimos a visitar, las exposiciones que nos ofrece la ciudad de Zaragoza.

Una vez que hemos hecho una breve parada, para tomarnos un café, nos dirigimos hacia ella para disfrutar de las mismas.
En primer lugar nos dirigimos al Palacio Arzobispal, para ver una de ellas.
El Palacio tuvo su origen en el siglo XII, después de que el rey Alfonso I el Batallador tomase la ciudad musulmana de Zaragoza, por aquel entonces conocida como Saraqusta, le regaló al primer obispo de la ciudad un terreno anexo a la muralla defensiva y próximo a la nueva catedral, “ la Seo,” aprovechando el emplazamiento de la mezquita mayor de Saraqusta. El Palacio Episcopal de Zaragoza ha sido objeto de una profunda restauración, iniciada en 2005, que ha permitido sacar a la luz estancias románicas, góticas, mudéjares y renacentistas, así como la habilitación del edificio en Museo.



A lo largo de un conjunto de espacios conocidos antiguamente como "Las Casas del Obispo", residencia de santos, papas, obispos y reyes de Aragón, se plantea un doble recorrido que permite conocer los espacios históricos más importantes de la historia aragonesa, todo ello con el apoyo de una serie de innovadores videos - que se proyectan sobre el viejo edificio y que aportan un nuevo concepto de lo que debe ser un museo diocesano, en este caso avalado con varios premios nacionales.

En la primera planta se plantea la historia de la diócesis de Zaragoza desde la venida de la Virgen María a la orilla del Ebro en el año 40.

Destacan las salas dedicadas a la escultura medieval, las salas de los grandes maestros de la pintura gótica aragonesa, las obras de Damián Forment y Francisco Bayeu, importantes piezas de orfebrería como el cáliz del Compromiso de Caspe o la gran Custodia del Pelícano así como los tapices flamencos diseñados por Rafael y el salón del Trono que alberga la galería de retratos de los arzobispos entre los que figura un Goya.





Una vez efectuada esta visita, nos esperaba la guía, para mostrarnos la ciudad que pudo conocer El Quijote, pero que nunca sucedió.

Con motivo de la celebración del 400 aniversario de la publicación de la segunda parte del Quijote, Zaragoza Turismo ofrece una nueva ruta que nos permite adentrarnos en la ciudad que pudo conocer el famoso personaje de Cervantes. Aunque durante casi toda la obra don Quijote se dirige hacia Zaragoza para participar en unas famosas justas, al final nunca llegó a su destino.

Después de comer, estamos deseando ir a ver la exposición del Titanic, en el Centro Comercial Augusta compuesta por 200 objetos originales del buque y reproducciones a tamaño real.

Con la guía audiovisual, nos fuimos enterando de cómo sucedió el naufragio, y un poco de la vida de sus pasajeros, así como también pudimos ver, parte de sus pertenencias, maletas, joyas, y como eran las estancias de los mismos. 2.208 personas, entre pasajeros y tripulantes, viajan a bordo del buque más grande del mundo


La historia del Titanic, y la de sus dos barcos gemelos, el Olimpic y el Britanic, comienza en la mansión londinense, propiedad de Lord James Pirri socio mayoritario de los astilleros más grandes del mundo, Harland and Wolf. En esta casa se reunió a cenar la noche del 10 de junio de 1907, con Bruce Ismay director gerente de la compañía naviera White Star Line.



Esa noche, decidieron la construcción de los tres barcos más grandes del mundo. Esa noche también decidieron los nombres que llevarían cada barco. Al primero le llamarían Olimpic, al segundo Titanic y el tercero Gigantic, nombre que después de la tragedia del Titanic cambiaron por Britanic.
Curiosamente, la casa donde nació el Titanic, es en la actualidad la Embajada de España en el Reino Unido.


También, en nuestra visita a la exposición, pudimos admirar el colosal tamaño de las hélices del Titanic. Las dos laterales, ambas con tres palas, tenían un diámetro de siete metros y pesaban la friolera de 38 toneladas cada una. La hélice del centro, de cuatro palas, medía 5 metros de diámetro y pesaba 22 toneladas.

Acabado con lo que teníamos programado para ese día, nos fuimos al autobús, para iniciar nuestro regreso a Logroño, y llegamos a la conclusión que fue un gran viaje.