jueves, 25 de agosto de 2016

POLONIA

CUADERNO VIAJE Nº 22 Polonia 2016
J M Campo
Logroño, jueves 14 de julio, 7:30 horas. Las maletas, silenciosas en la bodega del bus; los viajeros, llenos de ilusión, en sus asientos; Florín empuña el volante camino de Bilbao; el sol, generoso, nos regala un paisaje color verde viña. Disfrutando de buenas carreteras llegamos al aeropuerto de Bilbao; la Nueva Terminal de Pasajeros es un ave emprendiendo el vuelo, diseño atrevido y de gran belleza del arquitecto Santiago Calatrava, conocido por la Paloma (1990 – 2000).

Nada más bajar del bus nos esperaba Águeda, nuestra guía correo. El aeropuerto de Bilbao es tan manejable, todo es sencillo: embarcamos la maleta, tomamos un par de frutas, un bocadillo de jamón con un botellín de Añares de Bodegas Olarra. Comenta un Amigo de los Retablos que el vino de Rioja hacía furor en el aeropuerto. ¡Por Dios, que no nos hagan soplar…! Terminamos con un poquito de agua y unos chocolatines.
transcurre el tiempo y embarcamos en un avión de Lufthansa; las azafatas, con la amabilidad que las caracteriza, explican el funcionamiento de las mascarillas de oxígeno, los chalecos salvavidas y las salidas de emergencia (EXIT). El avión se pone en marcha para iniciar el despegue.
Los asientos, cómodos y espaciosos; el vuelo, perfecto, sin alteraciones ni baches aéreos. Tomamos un bollo suizo relleno de queso, una bebida y café. La conversación agradable, algún sueñecillo y aterrizamos con suavidad. Estamos en Múnich (Alemania); una ligera llovizna se deja ver a través de los cristales, aunque no podemos mojarnos, estamos a cubierto. Siempre surge la anécdota: un pasajero ha perdido su billete a Cracovia; pero Águeda lo soluciona sin despeinarse.
 Recuerdo nuestro viaje a Austria: pernoctamos en Múnich, pasamos día y medio disfrutando de esta atractiva, dinámica y productiva ciudad y saboreando su rica cerveza, que bebimos en grandes jarras.
el aeropuerto de Múnich es grande y tardamos 15 minutos de paseo en llegar a la puerta G 6 para embarcar. Las azafatas nos sirvieron un pequeño pastel y una bebida, echamos una cabezada, el avión hizo unas ligeras turbulencias, parecía bailar un vals, aunque no surgió la música por los altavoces y antes que nos diéramos cuenta aterrizábamos en Cracovia, a orillas del río Vístula, 760.000 habitantes y un área metropolitana de tres millones, durante siglos fue capital de Polonia.
Nos recibe un hermoso sol, que nos sabe a gloria; aunque enseguida se enfurruña el cielo y se torna gris. Recogimos nuestras maletas sin pérdidas y subimos al bus, un conductor polaco, alto, sonriente y de cabello blanco al que llamaremos Pepe, su verdadero nombre es complicado de pronunciar.
Nos encontramos en Polonia, país de 38 millones de habitantes, 310 mil km2 (algo más de la mitad de España), divididos en 16 provincias. Polonia es un país bastante llano, su altura media ronda los 200 m, su mayor altura es 2.499 m en los Montes Tatras (cordillera más grande de los Cárpatos).
Polonia está bañada al norte por el mar Báltico, con 440 km de costa; sus ríos más importantes son el Vístula y el Oder. Cuando rodamos por las carreteras de Polonia, te recuerdo que fue invadida el 1 de septiembre de 1939 por la Alemania nazi a fin de anexionarse las tierras del oeste. Así comienza la Segunda Guerra Mundial; pero el Ejército Rojo invadía la Polonia Oriental el 17 de septiembre de 1939. Polonia tenía 35 millones de habitantes en 1939; al final de la guerra, 29 millones.
 En enero de 1945 entra el Ejército Rojo para liberar Varsovia de la Alemania nazi, aunque, como se verá más tarde, de 1945 a 1989 son 44 años de dominio comunista soviético impuesto tras la Segunda Guerra Mundial a Polonia. A lo largo de este impresionante viaje conocerás el dolor del pueblo polaco a través del campo de exterminio de Auschwitz, del Gueto de Varsovia y de otros momentos de su historia.
De camino al hotel descubrimos muchos campos de cereal todavía sin cosechar; también la arquitectura popular se sitúa muchas veces a ambos lados de la carretera con piedra de la zona, madera y tejados de bastante inclinación. Pepe nos trajo a la puerta de nuestro hotel de 4 estrellas, tan confortable y moderno, que todo en la habitación funciona a través de una táblet: TV, aire acondicionado, despertador… y ninguna complicación, palabra. Tras ocupar las habitaciones, quedamos en el hall del hotel para dar un paseo por la ciudad.
Caminamos tranquilamente hacia la Plaza Jana Matejki; en el centro se eleva el monumento erigido en 1910 para conmemorar el 500 aniversario de la victoriosa Batalla de Grunwald cuando el ejército polaco-lituano derrotó a los caballeros teutónicos alemanes; los nazis lo destruyeron, pero se reconstruyó en 1976. También hay un pequeño recuerdo al soldado desconocido.
 Rodean la plaza varios edificios: Banco de Polonia, Academia de Bellas Artes, Dirección de Ferrocarriles e Iglesia de San Florian, patrón de Polonia. Según la leyenda, los bueyes que llevaban las reliquias de San Florian se detuvieron aquí y no se movieron hasta que se tomó la decisión de construir la iglesia. Las obras se iniciaron en 1184, la construcción fue financiada por el rey Kazimierz II el Justo. La iglesia se quemó en 1306 y desde entonces ha sido reconstruida muchas veces.
El aspecto barroco de hoy viene de la segunda mitad del siglo XVII con algunos detalles de la remodelación en el siglo XVIII y XIX. Caminamos hacia la Barbacana de ladrillo rojo, fortificación de 1498-99, lo único que se conserva de la vieja muralla de Cracovia, construida para detener los ataques turcos. Hoy es lugar de exposición y monumento turístico; el espacio ocupado por la muralla es una zona verde que rodea el Casco histórico. Llegamos a la Puerta de San Florián, gótica del XIV, entrada a la antigua ciudad. A la derecha podemos ver una maqueta de bronce con leyenda en braille para que puedan sentirla los ciegos. Era una puerta ideal para las entradas triunfales cuando recorrían la Ruta Real. Llegamos a la calle Floriańska, bulliciosa, moderna, llena de turistas, comercios, bares, restaurantes… Caminamos entre gente que va y viene; enseguida nos topamos con Santa María, impresionante basílica de ladrillo rojo con torres de 80m cuya puerta de los pies da a la Plaza del Mercado, Rynek Główny, fundada en 1221.
 Nos encontramos en la plaza medieval más grande de Europa, Patrimonio de la Humanidad de 1978, rodeada de hermosos edificios donde vivían importantes comerciantes y artesanos de Cracovia. Nos llama la atención los bellos coches de caballos ricamente enjaezados, casi todos conducidos por mujeres muy bien vestidas y con hermoso sombrero. En el centro, edificio renacentista del Mercado de los Paños, Sukiennice, hoy tiendas turísticas. A su lado, la espectacular Torre del Ayuntamiento, derribado en 1820. Disfrutamos del encanto de la plaza y a la hora indicada nos dirigimos al restaurante para tomar Ensalada con verduras, queso serrano y aceite de oliva; Cuello de cerdo asado, ñoquis de patatas, verduras al vapor y Tarta con frutas; es comida típica de Cracovia. Tras la cena, la gran plaza estaba bien animada, las terrazas adornadas con flores, y en una bonita cafetería un pianista arrancaba las notas al teclado y nos deleitó con bellas composiciones de Johann Strauss y Wolfgang Amadeus Mozart.
Cracovia, viernes, 15 julio 2016
 8:30 horas, bien desayunados en el generoso bufet del hotel, conocemos a Margarita, rubia de ojos azules y melena ondulada, que será nuestra guía en Cracovia.
Comenzamos una visita panorámica desde el bus. Rodamos junto a la Barbacana de ladrillo, todavía podemos ver el foso defensivo, que añadía dificultades a sus enemigos; también vemos el puente de madera, antaño levadizo para mejor defensa. El lugar que ocupaba la muralla cracoviana, tras derribarse para permitir el crecimiento de la ciudad,  se convirtió en hermoso parque o cinturón verde que rodea el Casco histórico. Margarita nos cuenta la leyenda del Dragón:
Una vieja leyenda narra que la adversidad llegó al país del príncipeKrak, origen del nombre de Cracovia. Inexplicablemente desaparecieron corderos, ovejas y varios habitantes de la ciudad. Un anciano que caminaba por la orilla del río Vístula descubrió una cueva y un terrorífico dragón, cubierto de brillantes escamas amarillo verdosas con enormes patas y afiladas garras durmiendo al sol. Allí encontró los huesos de tantos desaparecidos. El anciano contó al príncipe Krak cuanto había visto y éste promulgó un bando: Quien libere al pueblo del dragón, sea noble o plebeyo, obtendrá la mano de la princesa Wanda y la mitad de mi reino. Muchos valientes caballeros intentaron matar al monstruo, pero todos acabaron entre las garras y el fuego de la bestia asesina.
Cuando la desesperanza y la angustia se apoderó de las gentes, un zapatero muy pobre llamado Skuba aseguró que él solo acabaría con el dragón si la hazaña le servía para escapar de la pobreza. El joven zapatero pidió al príncipe Krak una oveja, azufre y brea. Mató a la oveja, sacó las vísceras y en su lugar puso una mezcla de azufre y brea; cosió la oveja con buena aguja de zapatero y la colocó a la entrada de la cueva. Al despertar el dragón, tenía hambre; cuando vio la oveja tan a mano, se la comió.
 Al monstruo le entró tan terrible sed, que por poco se bebe medio Vístula y el dragón reventó. El reino de Krak fue liberado de la mortal amenaza y el zapatero se casó con la princesa Wanda. Nos bajamos del bus y caminamos hacia la colina de Wawel, que sostiene los cimientos de la Catedral y el Castillo Real; desde lo alto contemplamos el río Vístula, la escultura del dragón de la leyenda;  al otro lado del río, el Palacio de Congresos y la iglesia de San Estanislao, donde dijo misa Juan Pablo II siendo sacerdote.
Una maqueta de bronce muestra la Catedral, el Castillo, otros edificios y una leyenda escrita en braille para comprensión de ciegos. La Catedral es una mezcla de estilos y materiales añadidos en diferentes épocas: piedra, ladrillo, cúpulas; aunque la primitiva catedral puede remontarse al siglo XI.
A la entrada, colgados unos huesos de animales prehistóricos; el interior se presenta como una iglesia gótica de tres naves, más elevada la central y bóvedas de crucería, aunque queda apabullada por la cantidad de capillas y altares barrocos que abundan en mármoles de diferentes colores, pero el negro se lleva la palma. Ocho bellos tapices decoran la nave principal, cortada en el centro por un baldaquino rematado en cúpula. La sillería coral presenta respaldos sin imágenes y asientos sin misericordias, pero es muy bella. En el presbiterio, gran pintura del crucifijo entre columnas gigantes de capiteles compuestos; en el ático del retablo, Cristo resucitado y un grupo de ángeles dorados. En el trasaltar, crucifijo del siglo XIV, a tamaño natural, labrado en madera negra sobre fondo de nácar y altar de mármol negro. Como hay exposición del Santísimo, algunos entramos y, en la paz de la capilla, desgranamos una oración. Mausoleo del rey Casimiro el Grande.
También visitamos la capilla de Segismundo el Viejo; renacentista, de aire plateresco, con retablo en forma de tríptico trabajado con plata dorada. Salimos al gran patio del castillo de arquitectura renacentista en tres pisos; los de la planta baja me recuerdan las viejas logias florentinas. En la parte alta, bajo un alero muy saliente y con artesonado, todavía se conservan pinturas al fresco del siglo XVI. En el castillo vivía el rey, la reina, su familia y el Palatino, personaje que se encargaba de todo y sustituía al rey cuando estaba de viaje.
A la hora convenida subimos a ver la pintura de Leonardo La Dama del Armiño, óleo sobre madera de nogal 54,8 x 40,3 cm (1489–1490). Representa a Cecilia Gallerani, amante de Ludovico Sforza, duque de Milán, apodado El Moro. Leonardo la conoció cuando ambos habitaban el castillo Sforza; Cecilia tenía 17 años, era bella, inteligente y culta: interpretaba la música y escribía poesía. La composición del retrato tiene forma piramidal. Cecilia gira la cabeza hacia la izquierda reflejando el movimiento (preocupación pictórica de Leonardo) para llegar al escorzo que vemos en el cuadro. Cecilia posa como si estuviera escuchando a alguien, con la solemnidad de una estatua antigua. Leonardo Pinta un retrato de gran perfección y sugiere una imperceptible sonrisa. Cecilia Gallerani porta en su regazo un armiño o un hurón, que insinúa una intención oculta, una simbología.
La obsesión de Leonardo por retocar y perfeccionar la pintura tuvo estos 3 pasos: 1º Pintó a Cecilia sin armiño y con pose bastante clásica. 2º Añade el armiño, aunque no tan majestuoso. 3º Aparece el armiño y la mano de Cecilia que vemos. ¿Por qué un armiño? Ludovico era conocido como Ermellino, armiño en italiano; el armiño se identifica como símbolo de pureza: se dice que prefiere caer en manos de sus cazadores, a refugiarse en una guarida sucia y mancharse. El armiño posee un pelaje suave y sedoso, está pintado con naturalidad. La luz natural envuelve a la mujer y al animal. Cecilia viste a la moda española: pelo recogido en larga trenza, que cae a un lado y enmarca el rostro de la bella joven; la cabeza se cubre con una pieza de seda y una cinta sobre la frente.
El cuadro atesora una azarosa HISTORIA:
1º Ludovico Sforza encargó la pintura a Leonardo.
2º A comienzos del XIX fue comprada por la familia Czartoryski.
3º Isabela Czartoryska hizo pintar en la parte superior izquierda esta leyenda: LA BELE FERONIERE / LEONARD D’ AWINCI.
 4º En 1939, requisado por los nazis que habían invadido Polonia, es enviado al museo del Kaiser Friedrich en Berlín.
 5º En 1940 Hans Frank, gobernador general de Polonia, exigió que el cuadro regresara a Cracovia para estar colgado en sus oficinas.
 6º Al final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados descubrieron la pintura en la mansión de Frank en Baviera y fue devuelta a Polonia; se exponía en el Museo Czartoryski de Cracovia.
7º Por obras en el Museo Czartoryski se expone en el Castillo de Wawel, y hasta Cracovia hemos venido los Amigos de los Retablos para admirar la pintura de Leonardo.
 Descendemos de la colina de Wawel y nos dirigimos al barrio de Kazimierz, fundado por el rey Casimiro. En 1495 el rey expulsó a los judíos del oeste de Cracovia para ampliar la Universidad Jagellónica y trasladados a Kazimierz, que fue dividida en dos partes: hebrea al este, cristiana al oeste; se llenó de  sinagogas e iglesias en las que polacos judíos y cristianos vivieron en paz. Kazimierz se convirtió en el principal centro espiritual y cultural de los judíos polacos.
Nos acercamos a la calle Ancha, Szeroka, y contemplamos la Sinagoga Vieja de Cracovia, construida en piedra y ladrillo rojo --me llama la atención que esté decorada con arquillos ciegos-- a comienzos del XV. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió de almacén a los nazis; después los judíos la donaron como Museo: Hoy permite ver la arquitectura religiosa judía, alberga valiosos objetos litúrgicos y antiguos documentos que narran la historia de los judíos en Cracovia. Vemos la Estrella de David en la cerca metálica de la antigua sinagoga.
Al entrar a lugares de culto judío: sinagogas, cementerios, rezo de plegarias, celebración religiosas, estudio de Torá… los varones judíos se cubren la cabeza con la kipá, en hebreo, cúpula; también los hombres de nuestro grupo debemos cubrirnos la cabeza con la kipá. En el cementerio judío vemos un muro formado por lápidas rotas; los judíos no ponen flores a sus muertos, colocan piedras; parece que la tradición se remonta a los 40 años que viajaron los israelitas por el desierto.
La bóveda de la sinagoga está pintada, detrás de la cortina se guarda la Torá, libro sagrado, la luz encendida indica que hay culto. Los judíos traen a la sinagoga su libro y leen las plegarias; una persona elegida lee la Torá desde el púlpito. No falta la Menorá, candelabro de siete brazos, que estuvo colocado en el tabernáculo y en el templo de Jerusalén, podría ser una representación de la zarza ardiente que vio Moisés al bajar del monte Sinaí.
Del barrio judío nos acercamos a la Basílica de Santa María, reconstruida durante el reinado de Casimiro III el Grande (1355-1365) en rivalidad con la catedral de Wawel. Dos esbeltas torres: la mayor, con corona de la Virgen de Cracovia, 80 m y vigía de la ciudad; la menor, 69 m, campanario y cúpula renacentista; desde la torre norte, cada hora, un trompetista toca Hejnał mariacki, melodía tradicional polaca. Junto a las torres, un suntuoso pórtico barroco del XVIII a los pies. En el interior tres naves góticas con bóvedas de crucería de azul turquesa y oro, los colores pastel de los contrafuertes (Jan Matejko, fines XIX) y la luz que penetra por las vidrieras del XIV y XV crean una atmósfera ideal.
El majestuoso sagrario, como un templo renacentista, 1552; la sillería coral. Atrapa los ojos del visitante el maravilloso tríptico gótico tardío dedicado a la Virgen (1477-1489), de Wit Stwosz o Veit Stoss¿polaco, alemán? La Dormición de la Virgen, escena central, sorprende por la expresión de los personajes con poses teatrales, hasta los personajes secundarios sobresalen por su calidad.
 En la Anunciación destacan rostros y manos del arcángel Gabriel y la Virgen sin olvidar la seda y los brocados. La Pasión de Cristo, el Nacimiento, Pentecostés, la Muerte de Cristo, la Ascensión, Resurrección. Veit Stoss es original cuando talla con gran dramatismo cada escena, en el tríptico se palpa la influencia flamenca, inconfundibles cabezas con pobladas cabelleras y barbas admirables podrían firmar su obra.
Veit Stoss expresa un poderoso realismo; se recrea en la expresión de las caras, en los gestos, en las vestiduras, arrancando a la madera telas voluptuosas. Nos encanta el tríptico, el sagrario, la sillería, el púlpito… Salimos de la basílica por la puerta de mediodía y caminamos hacia el restaurante junto a la plaza. Comemos Ensalada griega; Albóndigas de carne de vaca, col roja, patatas y Macedonia de frutas.
El autobús nos recoge para visitar de Las Minas de Sal de Wieliczka funciona sin interrupción desde el Medievo hasta hoy. Posee 300 kilómetros de galerías en 9 niveles y profundiza hasta 327 m. Nos servimos de algunas escaleras y un rapidísimo ascensor. Durante la visita, es como un viaje fantástico por un laberinto de galerías de sal,  encontramos esculturas de sal: Juan Pablo II, Casimiro el Grande,
La princesa Kinga o Santa Kinga, Copérnico, capilla de San Antonio, de San Juan, lagos subterráneos; La cámara Pieskowa Skała, excavada en el XVII, presenta muchas cavidades y crestas de sal, grutas, puentes y escaleras de madera; La Capilla de Santa Kinga, es lo más de lo más, impresionantes altares, el púlpito tallado, una copia de la Última Cena de Leonardo da Vinci y la estatua en sal de Juan Pablo II, mide 54 m de largo, 18 m de ancho y 12 m de alto; es un pedazo de catedral.
El grupo escultórico de enanos mineros, que representan duendes, entre estalactitas y estalagmitas de sal, se celebra misa cada domingo. Han conservado un gran malacate del siglo XVIII , ingenio de madera y sogas, movido por caballos para subir el material los mineros. La visita ha resultado maravillosa, única y quiero destacar la perfecta organización, cada grupo va siempre acompañado por dos personas, todo en la mina está en posición de revista, hasta el personal perfectamente uniformado.
 Finalizada la visita, regresamos a Cracovia. Disfrutamos de un pode tiempo libre y nos acercamos a un nuevo restaurante para cenar: Sopa de la primavera con eneldo y pasta casera; Filete de pescado blanco en salsa blanca, arroz, ensalada coleslaw y Pastel de chocolate. Tras la cena se estaba de fábula en las terrazas de la Plaza del Mercado y en alguna cafetería seguía sonando la música.

 Sábado, 16 de julio de 2016.



Felicidades a todas las Cármenes.
A las 8:30 salimos de Cracovia con dirección a Zacopane, sobre el papel una deliciosa excursión. Aunque nos hallamos a mediados de julio, Polonia nos muestra un paisaje muy verde, con abundantes bosques y una arquitectura popular de casas aisladas de tejados inclinados, para que el agua y la nieve resbalen con facilidad. Subimos hacia la cuenca alta del río Vístula, por el camino descubrimos centeno, cebada, trigo, patatas…una iglesia de madera.
De pronto nos adelanta la ambulancia, con rotor y sirena, vemos el camión de los bomberos y las luces azules de la policía; nos imaginamos un accidente en la carretera; pero cuando llegamos al sitio está despejado. Al fin llegamos a Zacopane, 28.000 habitantes, capital de invierno al sur de Polonia en la frontera con Eslovaquia en la cordillera de los Cárpatos.
 Llama nuestra atención el atractivo de sus casas de madera de estilo Witkiewicz; Stanisław Witkiewicz, creador del estilo arquitectónico Zakopane, supo  adaptar la arquitectura popular en madera a las necesidades del momento sin olvidar la belleza y el confort. Subimos una escalinata para visitar la bonita iglesia de Zacopane, neorrománica de fines del siglo XIX; en la calle Krupowki recorremos el interesante mercadillo lleno de color, plagado de productos de Zacopane y alrededores: mocasines y gorros de piel, ropas de abrigo, miel, queso ahumado de leche de oveja, objetos de madera, flores secas, bastones de montañero con empuñadura un forma de hacha.
Nos acompaña un cielo gris, que deja escapar una suave llovizna, que invita a usar paraguas y chubasqueros. A la hora de comer debemos caminar hasta el restaurante a las afueras de Zacopane; nuestro autobús no puede acercarnos por el corte para dar paso a la Vuelta Ciclista a Polonia.

Llegamos un poco calados a un bello restaurante, como una cabaña de cazadores, en madera, con tejado a dos aguas y decoración interior con cabezas y cornamentas de ciervos, cencerros, pieles de animales de la zona y un buen número de animales disecados: zorro, halcón, garduña, jabalí, cabra montesa, lobo, cuervo, búho real, lince, nutria, esturión. La comida no puede ser más típica de Zacopane; comenzamos con un aperitivo de pepinillos y una especie de manteca extendida sobre el pan, de primero un delicioso Queso montañés a la parrilla servido en tablas de madera; de segundo grandes platos de madera labrada con Filete de pollo servido con frutas, patatas al agua, ensalada de zanahoria y de postre una riquísima Tabla de pasteles caseros.
 Algunos tomamos un chupito de vodka, que después de la lluvia sienta francamente bien. Tras la comida caminamos hacia la estación para subir al funicular. Águeda nos reparte las entradas y ascendemos a la montaña Gubałówka, pero la tarde no está mejor que la mañana; el espacio es precioso y está bien acondicionado, pero la opaca niebla no nos permite contemplar las maravillosas vistas.
Volvemos a coger el funicular, echamos un último vistazo a Zacopane, tan diferente y tan hermoso, compramos algo típico de Zacopane y subimos al bus para regresar a Cracovia. Nada más llegar al hotel, agradezco una ducha caliente, cambio de ropa y cenar en el hotel: Sopa cremosa de tomates con nata y picatostes; Pavo asado servido en yogur y tomillo con arroz asado, verduras y salsa propia; y Pastel de queso con pasas servido con salsa de fresas.
Domingo, 17 de julio de 2016.
Bien desayunados en el bufet del hotel, a la 8 de la mañana partimos con el cielo encapotado hacia Auschwitz mientras Cracovia se prepara para la visita del Papa Francisco.  Magdalena y Marta serán nuestras guías. Marta, micrófono en mano, nos da un montón de explicaciones sobre las medidas de seguridad para entrar al Campo de Extermino de Auschwitz.
Las personas que venían a Auschwitz lo hacían para trabajar y morir; aunque la muerte poseía diferentes caras: enfermedad, exceso de trabajo, hambre, fusilamiento, inyección de fenol, cámaras de gas… ARBEIT MACHT FREI aparece escrito con letras de hierro, EL TRABAJO TE HACE LIBRE es la traducción de la cínica frase. La guía nos recuerda la Noche de los Cristales Rotos: del 9 al 10 de noviembre de 1938, ordenada por Hitler, organizada porGoebbels y cometida por miembros de la SA, SS, Juventudes Hitlerianas, SD, Gestapo, policía y población civil.
Dirigida contra sinagogas, judíos y sus propiedades; las calles quedaron cubiertas por los cristales rotos de los escaparates de las tiendas y las ventanas de los edificios judíos.
La trágica e histórica Noche acabó con 91 judíos asesinados, 30 000 detenidos y más tarde deportados a los campos detenidos y más tarde deportados  a los campos de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau. Casas, hospitales y escuelas saqueadas; más de 1000 sinagogas quemadas, más de 7000 tiendas destruidas.  A la Noche de los Cristales Rotos siguió unapersecución política y económica, era parte de la política racial de los nazis, después vendría la Solución Final del Problema Judío: los asesinatos en masa en los campos de exterminio, del que Auschwitz es uno de los mejores ejemplos.
 Los alemanes, que habían invadido Polonia, montaron el Campo de Auschwitz en los cuarteles del ejército polaco. Los nazis piensan que los judíos son una raza a exterminar. Hans Frank, militar y abogado nazi, Gobernador General de Polonia de octubre de 1939 a mayo de 1945; apresado por el ejército norteamericano, juzgado en Núremberg y ahorcado en octubre del 46 por Crímenes de guerra y Crímenes contra la humanidad.
Las víctimas que llegaron al campo fueron judíos, gitanos, polacos, rusos… en los transportes judíos se les veía con la estrella de David cosida a la ropa, maletas y sacos de viaje con todas sus pertenencias. En la visita está el Oswiecim 1 Auschwitz y el Klauschwitz 2 Birkenau. Contemplamos un montón de latas de gas cianuro utilizado para asesinar a los presos del campo; vemos un montón de cabello humano, cortado a las mujeres y usado para fabricar colchones y tejido (vemos el tejido de cabello humano).
En el Bloque nº 5 hay miles de gafas, peines, cepillos, corsés ortopédicos, muletas, prótesis, zapatos, maletas, brochas de afeitar. En el Bloque nº 6, se ven las fotos de los prisioneros cuando llegan al campo con sus datos personales, tatuajes, uniformes a rayas.
 Me llama la atención un grupo de turistas, son jóvenes judíos (llevan camisetas con la estrella de David y los hombre la kipá en la cabeza). En el Bloque nº 11 murió Maximilian Kolbe: Un preso escapó del campo, como los guardias no lo apresaron, sentenciaron a muerte a 10 hombres; uno de los condenados dijo estas palabras: Pobre esposa mía; pobres hijos míos, Maximiliano Kolbe dio un paso al frente y le pidió al coronel: Soy un sacerdote católico polaco… Quiero ocupar el puesto de este hombre que tiene esposa e hijos.
 El oficial nazi aceptó su ofrecimiento y Kolbe más los 9 condenados fueron recluidos en la celda nº 18, subterránea para que murieran de hambre; como después tres semanas aún no habían muerto, y necesitaban la celda, los asesinaron con una inyección de fenol. Algunas formas de morir en Auschwitz: de hambre, falta de oxígeno en celdas especiales, una celda de 90 x 90 cm para 4 presos. Vemos dormitorios en el suelo, en literas, lavabos. bajamos a los sótanos, cámaras de gas de 210 m2 donde asesinaban a 2.000 prisioneros con gas. Vemos el Paredón de la muerte, la Plaza de los recuentos donde dos veces al día se los contaba, se aplicaban castigos, ahorcamientos… También vemos el Patíbulo en el que fue ejecutado Rudolf Hoess, comandante del Campo de exterminio de Auschwitz (1940-1945),  con su propia mano escribió estas palabras a lápiz en la prisión de Cracovia: Auschwitz se convirtió en la mayor instalación de exterminio de seres humanos de todos los tiempos.

Que fuera necesario o no ese exterminio en masa de los judíos, a mí no me correspondía ponerlo en tela de juicio, quedaba fuera de mis atribuciones. El mismísimo Führer había ordenado la solución final del problema judío… Tras ser juzgado, fue ahorcado en el antiguo campo de concentración de Auschwitz el 16 de abril de 1947. Nos acercamos a Auschwitz II (Birkenau), con barracones de madera; allí vimos hornos crematorios, los nazis intentaban hacer desaparecer el crimen cometido quemando millones de cadáveres. Trenes con miles de judíos, gitanos, polacos, rusos… llegaban a Auschwitz II Birkenau; guardias de las SS abrían los vagones y descendían los prisioneros. Seleccionaban a los útiles para el trabajo, el resto descendía hacia un subterráneo: Duchas y desinfección, eso creían los infelices. Desnúdense, ordenan los guardias de las SS; entran en una gran sala. Se escucha una nueva orden: Sonderkommando(prisioneros judíos y no judíos seleccionados para trabajar en cámaras de gas y hornos crematorios) y SS, salgan de las duchas.
Tras cerrar, derramaban desde arriba unas piedrecillas que liberaban gas ZyKlon-B, que invadía la sala; en unos minutos habían asesinado a más de 2000 personas, que los Sonderkommando llevarán a los hornos crematorios para esconder al mundo millones de asesinatos.

 Tras la interesante y necesaria visita para conocer un pasado horrible, que no debiera repetirse, abandonamos el campo y fuimos a comer: Ensalada de primavera con salsa vinagreta; Albóndigas de carne de ternera y cerdo con salsa de champiñones y nata, patatas al agua y pepino marinado; Pączek - bollo dulce con mermelada y azucar en polvo.
El bus nos llevó de regreso a Cracovia, disponíamos de tiempo libre, que cada cual repartió según su gusto. A las 8:30 nos recogió nuestro conductor para llevarnos al barrio judío; nos esperaba una cena típica judía: Sopa de cebolla: Filete de pollo a la manera judía, arroz, ensaladas. Tras la cena, un cuarteto formado por violonchelo, clarinete, acordeón y percusión nos deleitan con un pequeño concierto con canciones judías, tal vez la más conocida, Si yo fuera rico. Tras tomar un postre dulce con sabor a canela abandonamos el barrio judío para llegar al hotel y preparar la maleta; la mayoría sube al bus, unos pocos paseamos por el barrio judío; de camino a la Plaza de los Paños contemplamos la fachada y el apostolado baroco de la iglesia jesuita de San Pedro y San Pablo
. Nos detenemos en una de las muchas cafeterías de la plaza, donde un joven de larga cabellera nos endulza el café con música de piano interpretando varias obras de Johann Strauss; estamos en la gloria, pero mañana madrugamos  para salir de viaje.

 Lunes 18 de julio de 2016.

A las 8 de la mañana maletas y viajeros subimos al bus. Dejamos atrás Cracovia y, siguiendo la dirección oeste norte, nos dirigimos a Wroclaw. El paisaje a ambos lados de la autopista se llena de bosques de abedules, abetos y hayas. Atravesamos la industriosa y financiera ciudad de Katowice. Águeda, micrófono en mano, nos cuenta que las tierras polacas en época comunista estuvieron un 20 % en manos del estado, el resto pertenecía a los agricultores; cuando desaparece el estado comunista ese 20 % de terrenos se alquila a pequeños agricultores que la trabajan y pagan una renta al estado; también nos pone al día sobre las festividades y tradiciones polacas, aunque el 90 % de viajeros están felices en brazos de Morfeo.
Llegamos a Wroclaw, también llamada Breslavia, 600.000 habitantes, atravesada por el río Oder;  durante el siglo XIX alcanzó un importante desarrollo industrial y económico convirtiéndose en una de las más grandes e importantes ciudades de Alemania; tras la Segunda Guerra Mundial, Wroclaw fue ciudad polaca; económicamente es una de las ciudades más dinámicas de Polonia. Con el cielo gris nos recibe un parque, que muestra como esculturas viejos carros de combate y cañones antiaéreos.
 Rodamos por una larga avenida con paseo en el centro; enseguida se suma el tranvía. Descubrimos una elevada y moderna torre circular forrada de cristal, el edificio de oficinas ha despertado gran polémica. Aparcamos junto al Teatro de la Ópera (1841) y el Hotel Metropol. Wroclaw posee muchos enanitos repartidos por la ciudad: junto a la cabecera de la iglesia de San Francisco descubrimos el primer enanito de bronce. Caminamos por un atractivo paseo peatonal; un segundo enanito y los Amigos de los Retablos se los llevan en su cámara y en su móvil; un tercer enanito… y todos los que seguirán. En la Plaza del Mercado destaca el antiguo Ayuntamiento, estilo gótico de XIII-XVI; entre tan bella arquitectura destaca su reloj astronómico (1580) y su campana que se remonta al año 1368. Frente al viejo edificio debemos contemplar la escultura de Alexander Fedro, dramaturgo polaco.

También las antiguas casas burguesas, gótico y renacentista. Como en otras ciudades polacas, su corazón es la Plaza del Mercado, grande y bulliciosa, que con el inicio del curso universitario se llena de los casi 100.000 estudiantes que han elegido esta ciudad para realizar su carrera. Por esta tradición universitaria merece la pena visitar la Universidad. Comemos en Wrocław: Ensalada de pollo; Rollitos de lomo servidos con col fermentada, salsa de mostaza, patatas con eneldo y ensaladas; Pastel de yogur con almendras. Salimos de viaje hacia Poznan.
 Recorremos 173 km de sur a norte. Realizamos el check in en un céntrico hotel y ocupamos nuestras habitaciones. Cenamos en el propio hotel: Tabla de embutidos polacos y paté; Bacalao asado, servido con puree de patatas, espinaca y salsa de limón; Cruasán de San Martín,  típico de Poznan. David, que había venido por la tarde, nos invitó a una cerveza.

Martes 19 de julio de 2016.

La mañana está gris. Nuestro hotel 4* nos ha dejado un buen gusto de boca por la rica cena, desayuno y calidad de nuestras habitaciones. Conocemos a Paulina, nuestra guía en Poznan (550.000 habitantes). Iniciamos la visita junto a nuestro hotel: Castillo real, Edificio de la Filarmónica, antaño banco alemán, Conservatorio de Música, Universidad de Poznan (35.000 estudiantes), Dos cruces con fecha 1956, recuerda la primera huelga de los trabajadores contra el poder comunista; pedían mejores condiciones de trabajo y derechos humanos, pero fueron reprimidos con carros de combate. Estatua del poeta Adam Mickiewcz, patrón de la universidad, aunque los comunistas propusieron
a Stalin; La Ópera, El parque, El Museo Nacional con obra de Murillo, Zurbarán, y Escuela de Velázquez. Águila blanca sobre fondo rojo, símbolo de Polonia.
La bandera de Polonia es blanca y roja.
 Desde el Casillo Real descendemos hacia la Plaza del Mercado, donde contemplamos diferentes casas que forman el cuadrilátero; vemos esgrafiados, relieves, esculturas, pinturas; un suelo formado por adoquines de granito rojo y gris. Bello Ayuntamiento en medio de la plaza. Cuatro fuentes con escultura, una en cada esquina (Apolo, Rapto de Prosepina, Marte y Neptuno). La columna picota, antaño poste de castigados, hoy punto de reunión más popular, junto a la fachada renacentista (1555) del Ayuntamiento, con arcadas de medio punto y medallones. Un símbolo de la ciudad es la fuente de dos caños y gran pilón, que podría servir de abrevadero, y estatua de Bamberka, camarera que porta dos jarras de agua; otro símbolo son los dos cabritos, que veremos en otro lugar.
Tras tomar un café, nos acercamos a la Iglesia de San Estanislao, contemplamos la fachada barroca, blanca y roja, hermosa como un retablo y presidida por San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; sobre la puerta jesuita puede leerse: CASA DE DIOS PUERTA DEL CIELO, en latín. En la nave central, catorce columnas gigantes con capiteles compuestos; la madera pintada pretende parecer mármol. En el crucero, dos altares presididos por pinturas entre columnas salomónicas. Las bóvedas pintadas y un trampantojo  intenta hacernos creer que existe una cúpula en mitad del crucero. El órgano, a los pies del templo, posee casi tres mil tubos y es obra del organero Ladagas.
Al salir de la iglesia contemplamos el Colegio jesuita, bello edificio de 4 plantas, gran patio y claustro, del XVIII; también vemos  los dos cabritos de Poznan, unos cuantos se hacen fotografías. Caminamos hacia el bus y partimos hacia Torun. Nos ponemos en viaje y al fin cruzamos el río Vístula por el magnífico puente de hierro; llegamos a Torun, aparcamos el bus  mientras el sol nos bendice con sus rayos.
Caminamos hacia el centro de la ciudad para buscar el restaurante, es una cervecería que fabrica la cerveza que beben sus clientes y sirve comida típica de Torun. Comemos Zurek - sopa tradicional de harina de trigo; Mix de empanadillas tradicionales Pierogi, con diferentes rellenos: ruskie, con requesón y patatas, con carne, con col y setas; y las típicas galletas de Torun.
Tras la comida típica, nuestra guía local Kinga, nombre de la patrona de los mineros, nos pasea por las bonitas calles de Torun. Vemos muchas figuras de cerámica en el alféizar de las ventanas, mujeres policromadas en distintas poses y portando variados objetos. Luego discurrimos por la calle peatonal de la ciudad antigua y la nueva. Nos detenemos ante la casa episcopal (residencia del señor obispo) que, curiosamente, perteneció a una logia masónica. A la entrada de la Catedral de los Santos Juanes no falta la imagen, a tamaño natural, de Juan Pablo II, que sostiene en sus manos a la Madonna Bella, una Virgencita muy apreciada en Polonia.
Nos detenemos ante la escultura del burro de bronce; más interesante me parece la escultura, sobre un elevado fuste de Nicolás Copérnico, astrónomo, matemático, jurista, físico, fraile católico, gobernador,líder militar, diplomático, economista; estudió durante más de veinte años su modelo heliocéntrico del universo; científico revolucionario que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar.
El Ayuntamiento es un edificio importante, construido en ladrillo rojo en el siglo XIII, con bella torre del reloj. Iglesia gótica de Santa María. Abandonamos la bella ciudad de Torun para viajar hacia Gdans, nos espera un modernísimo hotel de 4* en el centro de la ciudad a orillas del mar Báltico. Gdans, una de las ciudades más atractivas de Polonia, importante puerto hanseático del mar Báltico y ciudad que le tocó las narices al comunismo desde los astilleros con el movimiento Solidaridad.

Cenamos en el hotel: Tártaro de salmón servido en pan integral con salsa de cebolleta; Gulash de carne de caza servido con ñoquis y manzanas asadas; Pastel de zanahoria con crema. Tras la cena, recorremos las calles del centro iluminadas sobre la noche, que nos atrapan con su atractiva arquitectura y con su animado ambiente.

Miércoles 20 de julio de 2016,

A las 9 horas salimos de nuestro hotel y conocemos a Ela, nuestra guía local enGdans.
En dos minutos llegamos al puente sobre el río Vístula, los barcos están atracados; distingo una embarcación de dos palos, velas recogidas y cofas. El sol se estrella contra las fachadas de las casas alineadas junto al río. Gdans, la ciudad de las puertas, fue fundada el año 997 cuando llega un obispo a cristianizar el lugar.
 Paseamos por el puerto, la mañana está deliciosa y, recordando las lluvias de Zacopane, nos parece el paraíso.
 Llegamos a la puerta de Santa María; sobre el arco ojival, el escudo de la ciudad. Luego vemos la grúa del puerto, me parece un tesoro conservar las viejas grúas medievales que cargaban los barcos con la fuerza de varios hombres que caminaban dentro de ruedas de madera para izar las mercancías que transportaban los barcos.
 En Gdans nació Schopenhauer, Pharenheit, Kalus Kisnki, Günter Grass autor de El tambor de hojalata. La época dorada de Gdans son los siglos XVI y XVII. Observa el escudo de Gdans. En la calle Santa María (Ulica Mariacka) las típicas casas sacan a la calle una hermosa terraza, a la que se accede subiendo varios peldaños de piedra, lucen bellas portadas y antepechos labrados con relieves mitológicos.
La Iglesia de Santa María, obra gótica de ladrillo, la puerta que vemos es original de 1511. En la torre, de 82 metros, hay un gran reloj del siglo XVII para que los habitantes de ese lado de la ciudad vieran la hora; al pie del templo, una maqueta de bronce permite contemplar en un golpe de vista toda su arquitectura. Al entrar a la iglesia no podemos dejar de contemplar al Cristo crucificado de la vidriera. 37 ventanas rasgan los muros del templo para llenarlo de luz y de la presencia de Dios. A los pies y en lo alto destaca un espectacular órgano barroco, obra de Pedro Bringeemann (1625-29). El altar mayor se adorna con un políptico espléndido, obra de Miguel de Augsburgo.
El sagrario tabernáculo es una torre gótica de 8,30 m de altura, formada por cuatro pisos de madera tallada y decorada con tracerías caladas y pináculos; en lo alto, un pelícano alimenta a tres polluelos; en la puerta del sagrario, la figura del Salvador. Calvario con figura de Cristo de 4,50 m entre la Virgen y San Juan, obra de Pablo de Gdans.
 La Tabla de los diez mandamientos es un rectángulo rematado en su parte suprior en medio círculo, dividida en diez campos, con dos historias pintadas en cada campo: una obedeciendo el mandamiento y otra cometiendo el pecado; fue realizado en 1480. Bello púlpito y tornavoz de comienzos del XVII con esculturas y pinturas al óleo. La Piedad de Gdans, escultura gótica de María sosteniendo a su Hijo muerto en piedra caliza policromada, 1410. Maravilloso Tríptico del Juicio Final, pintado por Hans Memling; algunos le llaman de San Miguel por aparecer en el centro pesando las acciones de los hombres con una balanza.
El altar de San Martín, 1430, consta de predela y tríptico. La Hermosa Virgen de Gdans, 1420, destaca su manto azul y oro, el bello rostro y la relación con su hijo. En el tiempo libre recorremos la Calle Larga, nos sentamos en una terraza, mientras tomamos un vino blanco, dos músicos arrancan al violín y al acordeón hermosas notas de la Marcha Radetzky; desde nuestra mesa contemplamos la Fuente de Neptuno, el viejo Ayuntamiento renacentista con su espigada torre del reloj.
 Luego visitamos las joyerías donde se venden hermosas pulseras, colgantes, collares… de ámbar. La comida, en un restaurante de esta preciosa calle: Ensalada Caprese con salsa pesto; Cuello de cerdo a la parilla, patatas asadas, salsa propia, ensalada de col roja y Merengue con cereza y nata batida. Tras la comida montamos en el bus y nos acercamos hasta la Plaza Solidaridad, preside el Monumento a los trabajadores asesinados. Águeda nos habló del trabajo de los sindicatos de los astilleros, cómo acabaron convirtiéndose en partido político y su líder, Lech Wałęsa, llegó a presidente del gobierno; Polonia fue apoyada por Estados Unidos con Ronald Reagan, Gran Bretaña con Margaret Thatcher,

Karol Wojtyła que pronto se convertiría en papa y la Iglesia católica polaca. Las tres cruces recuerdan los hechos, las huelgas de 1980 y las anteriores, las plantas de los pies de Juan Pablo II, el Muro del Memorial. El edificio de acero cortem recuerda un barco de los astilleros. El Museo. En 1970 el Astillero Lenin fue a la huelga; la gente esperaba cambios en el gobierno; pero tras la intervención de la policía hubo  80 muertos; Lech Walesa, detenido y encarcelado, dirigía el comité de huelga.

Cuando Karol Wojtyła es elegido papa en 1978 se produce otro empuje, la huelga pide más derechos, más libertad. Estamos recordando al papa Karol Wojtyłacuando las farolas de la Gran Vía portan banderas para recibir al papa Francisco. Pasamos junto al edificio de la Ópera báltica cuando nos dirigimos a la Catedral Oliwa, llama la atención lo elevado de sus dos torres, que enmarcan tan estrecha portada. Es iglesia cisterciense, no hay monasterio, pero sí seminario para 70 seminaristas. Destaca la largura del templo, el gran púlpito, aunque sobre todo se debe resaltar el impresionante órgano de 8.000 tubos además de ángeles que tocan trompetas y cobran vida; fue construido en 1680 por Johann Georg Wulff. El organista nos deleitó con un bello concierto de música clásica del que destacaré: el Ave Maria Schubert, Libertad con el  coro de los esclavos del Nabucco de Giuseppe Verdi  y la Tocata y fuga de Juan Sebastián Bach.
Encantados salimos de la Catedral Oliwa y el bus nos acerca en unos minutos a Sopot, ciudad costera de 40.000 habitantes, con importantes balnearios desde el siglo XVI y una de las más turísticas de Polonia; las familias nobles y adineradas de Gdans han construido sus palacios y mansiones en Sopot.
Era una tarde soleada cuando los Amigos de los Retablos paseábamos por el Muelle más largo de Europa sobre el mar (650 m y 450 m están sobre el agua), soplaba una brisa agradable y la playa del mar Báltico estaba plagada de turistas. Regresamos a Gdans a su hora y cenamos en un restaurante: Caldo de pollo; Pavo asado servido en salsa de almendras, patatas y ensalada; y Helado. A la salida del restaurante nos perdemos por las bonitas calles de Gdans, antes de regresar al hotel. Tras la cena la noche nos envolvió: paseando por el muelle, por la ciudad vieja, por la calle Larga, sentados en las terrazas…

Jueves 21 de julio de 2016,

A las 8:30 bajamos las maletas, una furgoneta se las lleva al bus. A las 9 decimos adiós a Gdans, que nos despide con un sol dorado, que saca brillo a esta hermosa ciudad a orillas del Báltico. Nos dirigimos a la sede de la Orden del Hospital de la Virgen María de la Casa Alemana en Jerusalén, más conocidos como Caballeros Teutónicos, el Castillo de Malbork, que empieza a construirse en 1274. Bajamos del bus y contemplamos un conjunto defensivo de ladrillo rojo espectacular. Me llama la atención la gran Virgen gótica, que desde el vitral central de la cabecera de la iglesia parece darnos la bienvenida.
Los tejados poseen importante inclinación en previsión de lluvias, nieves y tormentas. Nuestra guía local, Bogu, nos cuenta que los caballeros alemanes, vestidos de blanco como los templarios, pero con la cruz negra, vivían en el castillo. Traspasamos el puente sobre el foso que lo rodea, en otro tiempo con agua, y cruzamos bajo el arco ojival.
Frente al castillo veo tiendas de campaña con caballeros y damas que parecen escapados de otra época, con utensilios que recuerdan la época medieval: sillas de campaña, un tríptico de viaje con imagen de la Virgen, hierros para el fuego, mesas, vasos de cerámica, yelmo, armadura, espada… hay mujeres vestidas a la usanza medieval, que portan aves de caza de cetrería: halcón, búho,  azor… Los turistas se fotografían con ellos y los acarician.
Tras cruzar el puente levadizo y la puerta con chapas de hierro nos hallamos en el patio de armas; vemos el hospital de enfermos y heridos. Entramos a la cocina, el espacio bajo la chimenea donde se hacía el fuero puede tener 20 m2. El refectorio es un rectángulo con tres columnas centrales que, como palmeras, sostienen la bóveda gótica; la calefacción proviene del suelo; los muros, decorados con pinturas y leyendas en escritura gótica; presiden dos asientos con doselete más torre de dos cuerpos y pináculo; 14 ventanas iluminan a los comensales.
Penetramos en la capilla del Gran Maestre, destaca el gran crucifijo de madera. Pasamos al refectorio de verano (14 x 14 m), no hay calefacción. Todas las puertas del castillo están labradas en madera. En una salita vemos monedas de oro y plata. En el patio de armas destacan las esculturas de cuatro caballeros teutónicos.
Vemos la torre de 45 m de altura para observar y comunicarse mediante señales. Entramos a la panadería donde hacían pan blanco e integral. Bogu nos cuenta esta leyenda: Los panaderos,  haciendo un agujero, robaron dinero a los caballeros teutónicos; el día que fueron a la ciudad lo gastaron todo -–no era habitual que los panaderos dispusieran de tanto dinero— y por ese motivo descubrieron los caballeros que les habían robado; les cortaron la cabeza por ladrones.
La sala capitular o sala de reuniones dispone de 68 asientos, tres columnas en medio y de cada columna surgen 18 nervios que formarán la bóveda gótica; también hay pinturas murales.  La entrada a la iglesia se hace desde el claustro alto por una portada gótica, que ha conocido mejores tiempos; es templo de una nave y cabe destacar el coro gótico con decoración de gabletes y tracerías caladas de piedra; el suelo original lo forman estrellas de ocho puntas enmarcadas en octógonos.
 Al concluir la visita guiada, nos movemos por el castillo a capricho, visitamos la tienda, los baños… Comemos dentro del castillo, el cuadrado comedor me parece un lujo, con un pilar en el centro como un árbol cuyas ramas son nervios de la cuatro bóvedas de crucería; el refectorio gótico se llena de palabras en español con elevado volumen, como es costumbre.
 Comemos Mix de lechugas con vinaigrette; Carne con patatas fritas, hortalizas y Ensalada de frutas. Atrás queda la grandiosa fortaleza de los caballeros teutónicos, nuestro autobús viaja hacia el sureste camino de Varsovia, capital de Polonia desde1596, con 1.700.000 habitantes; destruido su casco histórico en 1944, fue reconstruido tras la guerra, y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980.

Nos alojamos en el centro de la Varsovia moderna, junto al Palacio de la Cultura y la Ciencia. Nuestro hotel tiene cuatro estrellas y treinta pisos. Tras el check in creo que me tocó el piso 22. Dejamos el hotel y salimos a cenar a un restaurante de la zona. Tomamos Sopa de setas con pasta casera; Lomo asado marinado en miel, arroz con verduras, ensalada de col blanca y Pastel de levadura con frutas. Tras la cena tomamos café en alguna de las muchas terrazas, cafeterías, bares de copas, que abundan en la zona del hotel.

Viernes 22 de julio de 2016,

A las 9 salimos del hotel y conocemos a Martín, nuestro guía en Varsovia.
Mientras rodamos por la Vía de Jerusalén, que cruza la ciudad de E a O, nos cuenta que visitaremos el Parque de los Baños Reales, el Casco histórico y la Ruta judía; después asistiremos a un concierto y luego tendremos tiempo libre para adentrarnos en los recovecos de Varsovia, que hierve en honor al papa Francisco, que llegará en breve a Polonia; veremos banderas de España, Estados Unifos, África, Sudamérica, Asia… ¡Nunca hemos visto tantos curas y monjas…!
A ambos lados de la calle aparecen embajadas, más allá el Parlamento de Polonia. Bajamos del bus para contemplar el Palacio Velvedere del siglo XVIII; aquí residió Lech Wałęsa como presidente.
Nos recuerda Martín que una de las marcas de vodka polaco se llama Velvedere en honor a este palacio. Contemplamos la gran estatua, hablo de tamaño, de Jozef Pilsudski (responsable de que Polonia en 1918 consiguiera la independencia). Nos dirigimos al Parque de los Baños Reales; en el siglo XVII era un pabellón de caza, pero el rey de Polonia lo convirtió en lo que es.

En el centro de los jardines, escultura de Federico Chopin, compositor yvirtuoso pianista romántico polaco, envuelto por su mano virtuosa y al mismo tiempo parece un árbol agitado por el viento; en cualquier caso es una bella escultura. En este lugar se organizan en verano conciertos sobre la obra de Chopin, que murió a los 39 años. Descubrimos un banco de sentarse, que suena la música, luego veremos más en Varsovia. En uno de los edificios hubo un invernadero de naranjos, Oranjería como en París. Vemos el busto del último rey de Polonia.

Es un palacio construido sobre el agua, en el antiguo cauce del río Vístula. No le falta un pequeño anfiteatro, a la manera griega clásica. Caminar por los jardines nos resulta placentero. Nos acercamos al puente sobre las aguas y desde allí admiramos el Palacio de los Baños. Subimos al bus y seguimos viendo una ciudad muy llana: el Estadio de fútbol de Varsovia, el Parlamento, la Plaza de 3 cruces, la iglesia de San Alejandro; nos llama la atención contemplar la antigua Sede del Partido Comunista donde se venden coches Ferrari; el monumento a Copérnico, la iglesia del Corazón de Jesús, la Universidad de Varsovia, la iglesia de San José.
 Nos bajamos para contemplar la Tumba del Soldado Desconocido: dos soldados permanecen firmes con el fusil sobre el hombro izquierdo; visten traje color caqui, botas y guantes negros, gorra polaca con visera. En la plaza, un bello escenario moderno, como un huevo dentro de otro, que alberga el escenario. En una fachada se ven fotografías de: Juan Pablo II, Henryk Sienkiewicz autor de Cuo vadis, Maximilian Colvert, madame Curie, Federico Chopin, Nicolás Copernico…
A las 11:15 en la torre del reloj tocan la trompeta, los Amigos de los Retablos lo escuchamos desde la columna del rey Segismundo, recordando la hora del incendio que calcinó el castillo; luego caminamos hasta la catedral de San Juan Bautista, iglesia gótica de tres naves de igual altura, con vidrieras multicolores nuevas y Tumbas de los duques de Marsovia; en la parte inferior de una vidriera vemos el símbolo de la resistencia de Polonia, la P que se convierte en un ancla.
 En el presbiterio preside la venerada Virgen Negra de Częstochowa. Vemos al cardenal Stefan Wyszynski, que se opuso a los soviéticos en Polonia, por ello lo recluyeron en un monasterio por tres años. Caminamos hasta la Plaza del Mercado, en mitad de la plaza, la Sirena de Varsovia: Cuenta la leyenda que a las Aguas del río Vístula se acercaron dos sirenas: Una se quedó en la roca a orillas de Dinamarca, la otra se quedó en Varsovia.
 Enseguida notaron los pescadores que alguien agitaba las aguas del Vístula, enredaba sus redes y soltaba los peces de las nasas; los pescadores decidieron capturar al culpable, pero al escuchar los bellos cánticos de la sirena, desistieron de su empeño y se enamoraron de la hermosa mujer pez. Un rico comerciante vio a la sirena y decidió apresarla para mostrarla en las ferias y ganar dinero. Con artimañas consiguió encerrarla en una jaula de madera; pero el llanto y los lamentos de la sirena llegaron a oídos del hijo de un pescador, que la liberó una noche oscura ayudado por sus amigos. Agradecida por su liberación prometió la sirena que si necesitaran ayuda siempre saldría en su defensa.
Desde entonces la sirena de Varsovia, armada con espada y escudo, defiende la ciudad y a sus habitantes. En la plaza hay bonitas terrazas con flores, y vendedores de pinturas paisajísticas de Varsovia. Desde lo alto de un mirador, cerca de la Plaza del Mercado, hay una bella vista del río Vístula. También Varsovia, como Cracovia, ha conservado la Barbacana de ladrillo rojo, son restos de las viejas murallas.
Saliendo de la plaza nos acercamos al Castillo Real, con su gran plaza y columna del rey Segismundo. Nos acercamos al restaurante, junto a la Casa de Maria Skłodowska-Curie, Premio Nobel de Física, 1903; Premio Nobel de Química, 1911.
Comimos Caviar judío (hígado servido con huevo y cebolla); Solomillas Samson con patatas y ensalada; y Melocotón servido con helado y licor de huevo. Varsovia está inundada de jóvenes y religiosos, que han venido a Polonia para encontrarse con el papa Francisco; banderas de España, Estados Unidos, muchos países sudamericanos se ven por las calles de Varsovia junto a una alegría religiosa que se siente.
Nos acercamos a la Plaza Krasiński para ver el Monumento al Alzamiento de Varsovia en 1944: el pequeño grupo escultórico consta de tres soldados y un sacerdote, uno de los soldados surge de una alcantarilla (las cloacas de Varsovia fueron el territorio de la resistencia); el gran grupo escultórico, siete soldados combatiendo, al propio tiempo huyendo de un edificio a punto de derrumbarse. Representa la lucha y el aniquilamiento alemán que fue destruyendo casa por casa para que no quedara un polaco vivo.
Tal vez se detecte cierta influencia historicista del pintor Jan Matejko (la primera tarde en Cracovia estuvimos en una plaza que lleva su nombre). Entre octubre de 1944 y enero de 1945 se produjo la destrucción masiva de Polonia por los alemanes.
 Un monumento sobrecogedor y que refleja el sufrimiento de un pueblo es el dedicado a los Héroes del Gueto de Varsovia en 1943: dos leones sostienen el candelabro de siete brazos. Una parte del monumento simboliza la lucha, el estallido de valor de los insurgentes: hombres, mujeres y niños empuñando armas y cocteles molotov; Mordechai Anielewicz a punto de lanzar una granada.
El relieve del otro lado del monumento,
 Camino al exterminio, muestra el sufrimiento y el martirio de mujeres, niños y ancianos tristes y desfallecidos que caminan hacia los campos de exterminio. Recorremos las calles que formaron el Gueto de Varsovia, donde llegaron a vivir más de 360.000 judíos, estaba concebido como una transición a las deportaciones hacia el campo de exterminio de Treblinka; todo estaba muy bien estudiado dentro del programa denominado Solución final de la cuestión judía, ni más ni menos que el exterminio en masa programado por los nazis para aniquilar a la raza judía.
El canciller alemán Willy Brandt se puso de rodillas en 1970 para pedir perdón a los judíos y polacos de Varsovia. Durante el tiempo libre de que disponíamos asistimos a un concierto de piano de Katarzyna Kraszewska, que nos deleitó con un Nocturno, cuatro Preludios, un Scherzo, dos Vals, un Estudio, una Mazurca y terminó con La Polonesa en La bemol mayor op. 53 de la obra de Federico Chopin.
Al concluir el concierto seguimos visitando una ciudad bella e interesante que había recibido a miles de jóvenes deseosos de conocer al papa Francisco. Cuando se hizo el tiempo nos reunimos junto a la Columna del rey Segismundo III en la Plaza del Castillo.
Cenamos en un restaurante: Hojas de espinaca servidas con queso mohoso y aderezo de frambuesas; Pescado servido en masa con hierbas, patatas, ensalada y Pera marinada con salsa de vainilla.
 Luego nos trasladamos a nuestro hotel, había que hacer la maleta; pero también había que despedirse de Varsovia y nos sentamos en una de las muchas terrazas de la moderna zona para tomar un café. Me llama la atención que las prostitutas, que se ofrecen en las aceras, son chicas muy jóvenes que portan un paraguas generalmente abierto.

23 de julio de 2016,

Desde el piso 22 del hotel la vista de Varsovia es magnífica: el Gran Palacio de la Cultura, regalo de los soviéticos a Polonia, el Hotel Metropol,  el Hotel Marriot, el bloque de oficinas Intraco II (150 m de altura) y varios rascacielos que compiten con el Palacio de la Cultura en su crecimiento. Tras el desayuno, nos echamos a las calles de Varsovia para echarle la última mirada, para  hacer compras… En la calle del hotel, Ulica Maszalkowska, hay multitud de tiendas: Zara, Sephora, H & M, RESERVED, TK MAXX, Stop, ROSSMAN, Empik, CROPP, CAMAÏEU, MARKS & SPENCER, HOUR, PASSION, puestos callejeros que venden frutas y verduras; al borde de la avenida hay jardineras que lucen flores y plantas, pequeños árboles podados  en forma de piruletas.
Apuramos el tiempo que nos queda y a la hora indicada cargamos las maletas en el bus y rodamos por Ulica Maszalkowska.
Bajamos del bus y caminamos hacia el restaurante, de arquitectura singular con muros y bóveda de ladrillo rojo; las mesas son para cuatro, seis,  ocho comensales y se reparten en dos niveles de diferente altura. Tomamos Sopa cremosa de verduras blancas con buñuelos de viento; Gołąbki - plato típico de hojas de col rellenas de carne de cerdo servidas en salsa de tomate, con puree de patatas y ensalada; y Pastel de manzana.
Tenemos que volver al bus para acercarnos  al aeropuerto de Varsovia. Nos despedimos de Pepe, nuestro conductor, que nos ha llevado a todas partes sin perder la sonrisa. Hacemos la fila para embarcar las maletas, pasamos el control de policía y esperamos para embarcar. El avión despegó a su hora y aterrizó en Munic, cambiamos de avión y aterrizamos en Bilbao con bien. Javi nos esperaba con el autobús dorado. Tomamos un emparedado con un Genoli blanco bien fresquito y un bocatita de jamón y un tinto de Viña Ijalba.
 Nos despedimos de Águeda, que ha sido una guía correo excelente, y viajamos hacia Logroño;

Llegábamos a la Estación de Autobuses a las 00:30 horas.