CUADERNO VIAJE Nº 22 Polonia 2016
J M Campo
Logroño, jueves 14 de julio, 7:30 horas. Las maletas,
silenciosas en la bodega del bus; los viajeros, llenos de ilusión, en sus
asientos; Florín empuña el volante camino de Bilbao; el sol, generoso, nos
regala un paisaje color verde viña. Disfrutando de buenas carreteras llegamos
al aeropuerto de Bilbao; la Nueva Terminal de Pasajeros es un ave emprendiendo
el vuelo, diseño atrevido y de gran belleza del arquitecto Santiago Calatrava,
conocido por la Paloma (1990 – 2000).
Nada más bajar del bus nos esperaba
Águeda, nuestra guía correo. El aeropuerto de Bilbao es tan manejable, todo es
sencillo: embarcamos la maleta, tomamos un par de frutas, un bocadillo de jamón
con un botellín de Añares de Bodegas Olarra. Comenta un Amigo de los Retablos
que el vino de Rioja hacía furor en el aeropuerto. ¡Por Dios, que no nos hagan
soplar…! Terminamos con un poquito de agua y unos chocolatines.
transcurre el tiempo y embarcamos en un avión de Lufthansa; las azafatas, con
la amabilidad que las caracteriza, explican el funcionamiento de las
mascarillas de oxígeno, los chalecos salvavidas y las salidas de emergencia
(EXIT). El avión se pone en marcha para iniciar el despegue.
Los asientos,
cómodos y espaciosos; el vuelo, perfecto, sin alteraciones ni baches aéreos. Tomamos
un bollo suizo relleno de queso, una bebida y café. La conversación agradable,
algún sueñecillo y aterrizamos con suavidad. Estamos en Múnich (Alemania); una
ligera llovizna se deja ver a través de los cristales, aunque no podemos
mojarnos, estamos a cubierto. Siempre surge la anécdota: un pasajero ha perdido
su billete a Cracovia; pero Águeda lo soluciona sin despeinarse.
Recuerdo
nuestro viaje a Austria: pernoctamos en Múnich, pasamos día y medio disfrutando
de esta atractiva, dinámica y productiva ciudad y saboreando su rica cerveza,
que bebimos en grandes jarras.
el aeropuerto de Múnich es grande y tardamos 15
minutos de paseo en llegar a la puerta G 6 para embarcar. Las azafatas nos
sirvieron un pequeño pastel y una bebida, echamos una cabezada, el avión hizo
unas ligeras turbulencias, parecía bailar un vals, aunque no surgió la música
por los altavoces y antes que nos diéramos cuenta aterrizábamos en Cracovia, a
orillas del río Vístula, 760.000 habitantes y un área metropolitana de tres
millones, durante siglos fue capital de Polonia.
Nos recibe un hermoso sol, que
nos sabe a gloria; aunque enseguida se enfurruña el cielo y se torna gris.
Recogimos nuestras maletas sin pérdidas y subimos al bus, un conductor polaco,
alto, sonriente y de cabello blanco al que llamaremos Pepe, su verdadero nombre
es complicado de pronunciar.
Nos encontramos en Polonia, país de 38 millones de
habitantes, 310 mil km2 (algo más de la mitad de España), divididos en 16
provincias. Polonia es un país bastante llano, su altura media ronda los 200 m,
su mayor altura es 2.499 m en los Montes Tatras (cordillera más grande de los
Cárpatos).
Polonia está bañada al norte por el mar Báltico, con 440 km de
costa; sus ríos más importantes son el Vístula y el Oder. Cuando rodamos por las
carreteras de Polonia, te recuerdo que fue invadida el 1 de septiembre de 1939
por la Alemania nazi a fin de anexionarse las tierras del oeste. Así comienza
la Segunda Guerra Mundial; pero el Ejército Rojo invadía la Polonia Oriental el
17 de septiembre de 1939. Polonia tenía 35 millones de habitantes en 1939; al
final de la guerra, 29 millones.
En enero de 1945 entra el Ejército Rojo para
liberar Varsovia de la Alemania nazi, aunque, como se verá más tarde, de 1945 a
1989 son 44 años de dominio comunista soviético impuesto tras la Segunda Guerra
Mundial a Polonia. A lo largo de este impresionante viaje conocerás el dolor
del pueblo polaco a través del campo de exterminio de Auschwitz, del Gueto de
Varsovia y de otros momentos de su historia.
De camino al hotel descubrimos
muchos campos de cereal todavía sin cosechar; también la arquitectura popular
se sitúa muchas veces a ambos lados de la carretera con piedra de la zona,
madera y tejados de bastante inclinación. Pepe nos trajo a la puerta de nuestro
hotel de 4 estrellas, tan confortable y moderno, que todo en la habitación
funciona a través de una táblet: TV, aire acondicionado, despertador… y ninguna
complicación, palabra. Tras ocupar las habitaciones, quedamos en el hall del
hotel para dar un paseo por la ciudad.
Caminamos tranquilamente hacia la Plaza
Jana Matejki; en el centro se eleva el monumento erigido en 1910 para
conmemorar el 500 aniversario de la victoriosa Batalla de Grunwald cuando el
ejército polaco-lituano derrotó a los caballeros teutónicos alemanes; los nazis
lo destruyeron, pero se reconstruyó en 1976. También hay un pequeño recuerdo al
soldado desconocido.
Rodean la plaza varios edificios: Banco de Polonia,
Academia de Bellas Artes, Dirección de Ferrocarriles e Iglesia de San Florian, patrón
de Polonia. Según la leyenda, los bueyes que llevaban las reliquias de San
Florian se detuvieron aquí y no se movieron hasta que se tomó la decisión de
construir la iglesia. Las obras se iniciaron en 1184, la construcción fue
financiada por el rey Kazimierz II el Justo. La iglesia se quemó en 1306 y
desde entonces ha sido reconstruida muchas veces.
El aspecto barroco de hoy
viene de la segunda mitad del siglo XVII con algunos detalles de la
remodelación en el siglo XVIII y XIX. Caminamos hacia la Barbacana de ladrillo
rojo, fortificación de 1498-99, lo único que se conserva de la vieja muralla de
Cracovia, construida para detener los ataques turcos. Hoy es lugar de
exposición y monumento turístico; el espacio ocupado por la muralla es una zona
verde que rodea el Casco histórico. Llegamos a la Puerta de San Florián, gótica
del XIV, entrada a la antigua ciudad. A la derecha podemos ver una maqueta de
bronce con leyenda en braille para que puedan sentirla los ciegos. Era una
puerta ideal para las entradas triunfales cuando recorrían la Ruta Real.
Llegamos a la calle Floriańska, bulliciosa, moderna, llena de turistas,
comercios, bares, restaurantes… Caminamos entre gente que va y viene; enseguida
nos topamos con Santa María, impresionante basílica de ladrillo rojo con torres
de 80m cuya puerta de los pies da a la Plaza del Mercado, Rynek Główny, fundada
en 1221.
Nos encontramos en la plaza medieval más grande de Europa, Patrimonio
de la Humanidad de 1978, rodeada de hermosos edificios donde vivían importantes
comerciantes y artesanos de Cracovia. Nos llama la atención los bellos coches
de caballos ricamente enjaezados, casi todos conducidos por mujeres muy bien
vestidas y con hermoso sombrero. En el centro, edificio renacentista del
Mercado de los Paños, Sukiennice, hoy tiendas turísticas. A su lado, la
espectacular Torre del Ayuntamiento, derribado en 1820. Disfrutamos del encanto
de la plaza y a la hora indicada nos dirigimos al restaurante para tomar
Ensalada con verduras, queso serrano y aceite de oliva; Cuello de cerdo asado,
ñoquis de patatas, verduras al vapor y Tarta con frutas; es comida típica de
Cracovia. Tras la cena, la gran plaza estaba bien animada, las terrazas
adornadas con flores, y en una bonita cafetería un pianista arrancaba las notas
al teclado y nos deleitó con bellas composiciones de Johann Strauss y Wolfgang
Amadeus Mozart.
Cracovia, viernes, 15 julio 2016
8:30 horas, bien
desayunados en el generoso bufet del hotel, conocemos a Margarita, rubia de
ojos azules y melena ondulada, que será nuestra guía en Cracovia.
Comenzamos
una visita panorámica desde el bus. Rodamos junto a la Barbacana de ladrillo,
todavía podemos ver el foso defensivo, que añadía dificultades a sus enemigos;
también vemos el puente de madera, antaño levadizo para mejor defensa. El lugar
que ocupaba la muralla cracoviana, tras derribarse para permitir el crecimiento
de la ciudad, se convirtió en hermoso
parque o cinturón verde que rodea el Casco histórico. Margarita nos cuenta la
leyenda del Dragón:
Una vieja leyenda narra que la adversidad llegó al país del
príncipeKrak, origen del nombre de Cracovia. Inexplicablemente desaparecieron
corderos, ovejas y varios habitantes de la ciudad. Un anciano que caminaba por
la orilla del río Vístula descubrió una cueva y un terrorífico dragón, cubierto
de brillantes escamas amarillo verdosas con enormes patas y afiladas garras
durmiendo al sol. Allí encontró los huesos de tantos desaparecidos. El anciano
contó al príncipe Krak cuanto había visto y éste promulgó un bando: Quien
libere al pueblo del dragón, sea noble o plebeyo, obtendrá la mano de la
princesa Wanda y la mitad de mi reino. Muchos valientes caballeros intentaron
matar al monstruo, pero todos acabaron entre las garras y el fuego de la bestia
asesina.
Cuando la desesperanza y la angustia se apoderó de las gentes, un
zapatero muy pobre llamado Skuba aseguró que él solo acabaría con el dragón si
la hazaña le servía para escapar de la pobreza. El joven zapatero pidió al
príncipe Krak una oveja, azufre y brea. Mató a la oveja, sacó las vísceras y en
su lugar puso una mezcla de azufre y brea; cosió la oveja con buena aguja de
zapatero y la colocó a la entrada de la cueva. Al despertar el dragón, tenía
hambre; cuando vio la oveja tan a mano, se la comió.
Al monstruo le entró tan
terrible sed, que por poco se bebe medio Vístula y el dragón reventó. El reino
de Krak fue liberado de la mortal amenaza y el zapatero se casó con la princesa
Wanda. Nos bajamos del bus y caminamos hacia la colina de Wawel, que sostiene
los cimientos de la Catedral y el Castillo Real; desde lo alto contemplamos el
río Vístula, la escultura del dragón de la leyenda; al otro lado del río, el Palacio de Congresos
y la iglesia de San Estanislao, donde dijo misa Juan Pablo II siendo sacerdote.
Una maqueta de bronce muestra la Catedral, el Castillo, otros edificios y una
leyenda escrita en braille para comprensión de ciegos. La Catedral es una
mezcla de estilos y materiales añadidos en diferentes épocas: piedra, ladrillo,
cúpulas; aunque la primitiva catedral puede remontarse al siglo XI.
A la
entrada, colgados unos huesos de animales prehistóricos; el interior se
presenta como una iglesia gótica de tres naves, más elevada la central y
bóvedas de crucería, aunque queda apabullada por la cantidad de capillas y
altares barrocos que abundan en mármoles de diferentes colores, pero el negro
se lleva la palma. Ocho bellos tapices decoran la nave principal, cortada en el
centro por un baldaquino rematado en cúpula. La sillería coral presenta
respaldos sin imágenes y asientos sin misericordias, pero es muy bella. En el
presbiterio, gran pintura del crucifijo entre columnas gigantes de capiteles
compuestos; en el ático del retablo, Cristo resucitado y un grupo de ángeles
dorados. En el trasaltar, crucifijo del siglo XIV, a tamaño natural, labrado en
madera negra sobre fondo de nácar y altar de mármol negro. Como hay exposición
del Santísimo, algunos entramos y, en la paz de la capilla, desgranamos una
oración. Mausoleo del rey Casimiro el Grande.
También visitamos la capilla de Segismundo
el Viejo; renacentista, de aire plateresco, con retablo en forma de tríptico
trabajado con plata dorada. Salimos al gran patio del castillo de arquitectura
renacentista en tres pisos; los de la planta baja me recuerdan las viejas
logias florentinas. En la parte alta, bajo un alero muy saliente y con
artesonado, todavía se conservan pinturas al fresco del siglo XVI. En el
castillo vivía el rey, la reina, su familia y el Palatino, personaje que se
encargaba de todo y sustituía al rey cuando estaba de viaje.
A la hora
convenida subimos a ver la pintura de Leonardo La Dama del Armiño, óleo sobre
madera de nogal 54,8 x 40,3 cm (1489–1490). Representa a Cecilia Gallerani,
amante de Ludovico Sforza, duque de Milán, apodado El Moro. Leonardo la conoció
cuando ambos habitaban el castillo Sforza; Cecilia tenía 17 años, era bella,
inteligente y culta: interpretaba la música y escribía poesía. La composición
del retrato tiene forma piramidal. Cecilia gira la cabeza hacia la izquierda
reflejando el movimiento (preocupación pictórica de Leonardo) para llegar al
escorzo que vemos en el cuadro. Cecilia posa como si estuviera escuchando a
alguien, con la solemnidad de una estatua antigua. Leonardo Pinta un retrato de
gran perfección y sugiere una imperceptible sonrisa. Cecilia Gallerani porta en
su regazo un armiño o un hurón, que insinúa una intención oculta, una
simbología.
La obsesión de Leonardo por retocar y perfeccionar la pintura tuvo
estos 3 pasos: 1º Pintó a Cecilia sin armiño y con pose bastante clásica. 2º Añade
el armiño, aunque no tan majestuoso. 3º Aparece el armiño y la mano de Cecilia
que vemos. ¿Por qué un armiño? Ludovico era conocido como Ermellino, armiño en
italiano; el armiño se identifica como símbolo de pureza: se dice que prefiere
caer en manos de sus cazadores, a refugiarse en una guarida sucia y mancharse.
El armiño posee un pelaje suave y sedoso, está pintado con naturalidad. La luz
natural envuelve a la mujer y al animal. Cecilia viste a la moda española: pelo
recogido en larga trenza, que cae a un lado y enmarca el rostro de la bella
joven; la cabeza se cubre con una pieza de seda y una cinta sobre la frente.
El
cuadro atesora una azarosa HISTORIA:
1º Ludovico Sforza encargó la pintura a
Leonardo.
2º A comienzos del XIX fue comprada por la familia Czartoryski.
3º
Isabela Czartoryska hizo pintar en la parte superior izquierda esta leyenda: LA
BELE FERONIERE / LEONARD D’ AWINCI.
4º En 1939, requisado por los nazis que
habían invadido Polonia, es enviado al museo del Kaiser Friedrich en Berlín.
5º
En 1940 Hans Frank, gobernador general de Polonia, exigió que el cuadro
regresara a Cracovia para estar colgado en sus oficinas.
6º Al final de la
Segunda Guerra Mundial, los aliados descubrieron la pintura en la mansión de
Frank en Baviera y fue devuelta a Polonia; se exponía en el Museo Czartoryski
de Cracovia.
7º Por obras en el Museo Czartoryski se expone en el Castillo de
Wawel, y hasta Cracovia hemos venido los Amigos de los Retablos para admirar la
pintura de Leonardo.
Descendemos de la colina de Wawel y nos dirigimos al
barrio de Kazimierz, fundado por el rey Casimiro. En 1495 el rey expulsó a los
judíos del oeste de Cracovia para ampliar la Universidad Jagellónica y
trasladados a Kazimierz, que fue dividida en dos partes: hebrea al este, cristiana
al oeste; se llenó de sinagogas e
iglesias en las que polacos judíos y cristianos vivieron en paz. Kazimierz se
convirtió en el principal centro espiritual y cultural de los judíos polacos.
Nos acercamos a la calle Ancha, Szeroka, y contemplamos la Sinagoga Vieja de
Cracovia, construida en piedra y ladrillo rojo --me llama la atención que esté
decorada con arquillos ciegos-- a comienzos del XV. Durante la Segunda Guerra
Mundial sirvió de almacén a los nazis; después los judíos la donaron como
Museo: Hoy permite ver la arquitectura religiosa judía, alberga valiosos
objetos litúrgicos y antiguos documentos que narran la historia de los judíos
en Cracovia. Vemos la Estrella de David en la cerca metálica de la antigua
sinagoga.
Al entrar a lugares de culto judío: sinagogas, cementerios, rezo de
plegarias, celebración religiosas, estudio de Torá… los varones judíos se
cubren la cabeza con la kipá, en hebreo, cúpula; también los hombres de nuestro
grupo debemos cubrirnos la cabeza con la kipá. En el cementerio judío vemos un
muro formado por lápidas rotas; los judíos no ponen flores a sus muertos,
colocan piedras; parece que la tradición se remonta a los 40 años que viajaron
los israelitas por el desierto.
La bóveda de la sinagoga está pintada, detrás
de la cortina se guarda la Torá, libro sagrado, la luz encendida indica que hay
culto. Los judíos traen a la sinagoga su libro y leen las plegarias; una
persona elegida lee la Torá desde el púlpito. No falta la Menorá, candelabro de
siete brazos, que estuvo colocado en el tabernáculo y en el templo de
Jerusalén, podría ser una representación de la zarza ardiente que vio Moisés al
bajar del monte Sinaí.
Del barrio judío nos acercamos a la Basílica de Santa
María, reconstruida durante el reinado de Casimiro III el Grande (1355-1365) en
rivalidad con la catedral de Wawel. Dos esbeltas torres: la mayor, con corona
de la Virgen de Cracovia, 80 m y vigía de la ciudad; la menor, 69 m, campanario
y cúpula renacentista; desde la torre norte, cada hora, un trompetista toca Hejnał
mariacki, melodía tradicional polaca. Junto a las torres, un suntuoso pórtico
barroco del XVIII a los pies. En el interior tres naves góticas con bóvedas de
crucería de azul turquesa y oro, los colores pastel de los contrafuertes (Jan
Matejko, fines XIX) y la luz que penetra por las vidrieras del XIV y XV crean
una atmósfera ideal.
El majestuoso sagrario, como un templo renacentista, 1552;
la sillería coral. Atrapa los ojos del visitante el maravilloso tríptico gótico
tardío dedicado a la Virgen (1477-1489), de Wit Stwosz o Veit Stoss¿polaco,
alemán? La Dormición de la Virgen, escena central, sorprende por la expresión
de los personajes con poses teatrales, hasta los personajes secundarios
sobresalen por su calidad.
En la Anunciación destacan rostros y manos del
arcángel Gabriel y la Virgen sin olvidar la seda y los brocados. La Pasión de
Cristo, el Nacimiento, Pentecostés, la Muerte de Cristo, la Ascensión,
Resurrección. Veit Stoss es original cuando talla con gran dramatismo cada
escena, en el tríptico se palpa la influencia flamenca, inconfundibles cabezas
con pobladas cabelleras y barbas admirables podrían firmar su obra.
Veit Stoss
expresa un poderoso realismo; se recrea en la expresión de las caras, en los
gestos, en las vestiduras, arrancando a la madera telas voluptuosas. Nos
encanta el tríptico, el sagrario, la sillería, el púlpito… Salimos de la
basílica por la puerta de mediodía y caminamos hacia el restaurante junto a la
plaza. Comemos Ensalada griega; Albóndigas de carne de vaca, col roja, patatas
y Macedonia de frutas.
El autobús nos recoge para visitar de Las Minas de Sal
de Wieliczka funciona sin interrupción desde el Medievo hasta hoy. Posee 300
kilómetros de galerías en 9 niveles y profundiza hasta 327 m. Nos servimos de
algunas escaleras y un rapidísimo ascensor. Durante la visita, es como un viaje
fantástico por un laberinto de galerías de sal,
encontramos esculturas de sal: Juan Pablo II, Casimiro el Grande,
La princesa Kinga o Santa Kinga, Copérnico,
capilla de San Antonio, de San Juan, lagos subterráneos; La cámara Pieskowa
Skała, excavada en el XVII, presenta muchas cavidades y crestas de sal, grutas,
puentes y escaleras de madera; La Capilla de Santa Kinga, es lo más de lo más,
impresionantes altares, el púlpito tallado, una copia de la Última Cena de
Leonardo da Vinci y la estatua en sal de Juan Pablo II, mide 54 m de largo, 18
m de ancho y 12 m de alto; es un pedazo de catedral.
El grupo escultórico de
enanos mineros, que representan duendes, entre estalactitas y estalagmitas de
sal, se celebra misa cada domingo. Han conservado un gran malacate del siglo
XVIII , ingenio de madera y sogas, movido por caballos para subir el material
los mineros. La visita ha resultado maravillosa, única y quiero destacar la
perfecta organización, cada grupo va siempre acompañado por dos personas, todo
en la mina está en posición de revista, hasta el personal perfectamente
uniformado.
Finalizada la visita, regresamos a Cracovia. Disfrutamos de un pode
tiempo libre y nos acercamos a un nuevo restaurante para cenar: Sopa de la
primavera con eneldo y pasta casera; Filete de pescado blanco en salsa blanca,
arroz, ensalada coleslaw y Pastel de chocolate. Tras la cena se estaba de
fábula en las terrazas de la Plaza del Mercado y en alguna cafetería seguía
sonando la música.
Sábado, 16 de julio
de 2016.
Felicidades a todas las Cármenes.
A las 8:30 salimos de
Cracovia con dirección a Zacopane, sobre el papel una deliciosa excursión.
Aunque nos hallamos a mediados de julio, Polonia nos muestra un paisaje muy
verde, con abundantes bosques y una arquitectura popular de casas aisladas de
tejados inclinados, para que el agua y la nieve resbalen con facilidad. Subimos
hacia la cuenca alta del río Vístula, por el camino descubrimos centeno,
cebada, trigo, patatas…una iglesia de madera.
De pronto nos adelanta la
ambulancia, con rotor y sirena, vemos el camión de los bomberos y las luces
azules de la policía; nos imaginamos un accidente en la carretera; pero cuando
llegamos al sitio está despejado. Al fin llegamos a Zacopane, 28.000
habitantes, capital de invierno al sur de Polonia en la frontera con Eslovaquia
en la cordillera de los Cárpatos.
Llama nuestra atención el atractivo de sus
casas de madera de estilo Witkiewicz; Stanisław Witkiewicz, creador del estilo
arquitectónico Zakopane, supo adaptar la
arquitectura popular en madera a las necesidades del momento sin olvidar la
belleza y el confort. Subimos una escalinata para visitar la bonita iglesia de
Zacopane, neorrománica de fines del siglo XIX; en la calle Krupowki recorremos
el interesante mercadillo lleno de color, plagado de productos de Zacopane y
alrededores: mocasines y gorros de piel, ropas de abrigo, miel, queso ahumado
de leche de oveja, objetos de madera, flores secas, bastones de montañero con
empuñadura un forma de hacha.
Nos acompaña un cielo gris, que deja escapar una
suave llovizna, que invita a usar paraguas y chubasqueros. A la hora de comer
debemos caminar hasta el restaurante a las afueras de Zacopane; nuestro autobús
no puede acercarnos por el corte para dar paso a la Vuelta Ciclista a Polonia.
Llegamos un poco calados a un bello restaurante, como una cabaña de cazadores,
en madera, con tejado a dos aguas y decoración interior con cabezas y
cornamentas de ciervos, cencerros, pieles de animales de la zona y un buen
número de animales disecados: zorro, halcón, garduña, jabalí, cabra montesa,
lobo, cuervo, búho real, lince, nutria, esturión. La comida no puede ser más
típica de Zacopane; comenzamos con un aperitivo de pepinillos y una especie de
manteca extendida sobre el pan, de primero un delicioso Queso montañés a la
parrilla servido en tablas de madera; de segundo grandes platos de madera
labrada con Filete de pollo servido con frutas, patatas al agua, ensalada de
zanahoria y de postre una riquísima Tabla de pasteles caseros.
Algunos tomamos
un chupito de vodka, que después de la lluvia sienta francamente bien. Tras la
comida caminamos hacia la estación para subir al funicular. Águeda nos reparte
las entradas y ascendemos a la montaña Gubałówka, pero la tarde no está mejor
que la mañana; el espacio es precioso y está bien acondicionado, pero la opaca
niebla no nos permite contemplar las maravillosas vistas.
Volvemos a coger el
funicular, echamos un último vistazo a Zacopane, tan diferente y tan hermoso, compramos
algo típico de Zacopane y subimos al bus para regresar a Cracovia. Nada más
llegar al hotel, agradezco una ducha caliente, cambio de ropa y cenar en el
hotel: Sopa cremosa de tomates con nata y picatostes; Pavo asado servido en
yogur y tomillo con arroz asado, verduras y salsa propia; y Pastel de queso con
pasas servido con salsa de fresas.
Domingo, 17 de julio de 2016.
Bien desayunados en el bufet del hotel, a la 8 de la mañana
partimos con el cielo encapotado hacia Auschwitz mientras Cracovia se prepara
para la visita del Papa Francisco.
Magdalena y Marta serán nuestras guías. Marta, micrófono en mano, nos da
un montón de explicaciones sobre las medidas de seguridad para entrar al Campo
de Extermino de Auschwitz.
Las personas que venían a Auschwitz lo hacían para
trabajar y morir; aunque la muerte poseía diferentes caras: enfermedad, exceso
de trabajo, hambre, fusilamiento, inyección de fenol, cámaras de gas… ARBEIT
MACHT FREI aparece escrito con letras de hierro, EL TRABAJO TE HACE LIBRE es la
traducción de la cínica frase. La guía nos recuerda la Noche de los Cristales
Rotos: del 9 al 10 de noviembre de 1938, ordenada por Hitler, organizada
porGoebbels y cometida por miembros de la SA, SS, Juventudes Hitlerianas, SD,
Gestapo, policía y población civil.
Dirigida contra sinagogas, judíos y sus
propiedades; las calles quedaron cubiertas por los cristales rotos de los
escaparates de las tiendas y las ventanas de los edificios judíos.
La trágica e
histórica Noche acabó con 91 judíos asesinados, 30 000 detenidos y más tarde
deportados a los campos detenidos y más tarde deportados a los campos de Sachsenhausen, Buchenwald y
Dachau. Casas, hospitales y escuelas saqueadas; más de 1000 sinagogas quemadas,
más de 7000 tiendas destruidas. A la
Noche de los Cristales Rotos siguió unapersecución política y económica, era
parte de la política racial de los nazis, después vendría la Solución Final del
Problema Judío: los asesinatos en masa en los campos de exterminio, del que
Auschwitz es uno de los mejores ejemplos.
Los alemanes, que habían invadido
Polonia, montaron el Campo de Auschwitz en los cuarteles del ejército polaco.
Los nazis piensan que los judíos son una raza a exterminar. Hans Frank, militar
y abogado nazi, Gobernador General de Polonia de octubre de 1939 a mayo de
1945; apresado por el ejército norteamericano, juzgado en Núremberg y ahorcado
en octubre del 46 por Crímenes de guerra y Crímenes contra la humanidad.
Las
víctimas que llegaron al campo fueron judíos, gitanos, polacos, rusos… en los
transportes judíos se les veía con la estrella de David cosida a la ropa,
maletas y sacos de viaje con todas sus pertenencias. En la visita está el
Oswiecim 1 Auschwitz y el Klauschwitz 2 Birkenau. Contemplamos un montón de
latas de gas cianuro utilizado para asesinar a los presos del campo; vemos un
montón de cabello humano, cortado a las mujeres y usado para fabricar colchones
y tejido (vemos el tejido de cabello humano).
En el Bloque nº 5 hay miles de
gafas, peines, cepillos, corsés ortopédicos, muletas, prótesis, zapatos,
maletas, brochas de afeitar. En el Bloque nº 6, se ven las fotos de los
prisioneros cuando llegan al campo con sus datos personales, tatuajes,
uniformes a rayas.
Me llama la atención un grupo de turistas, son jóvenes
judíos (llevan camisetas con la estrella de David y los hombre la kipá en la
cabeza). En el Bloque nº 11 murió Maximilian Kolbe: Un preso escapó del campo,
como los guardias no lo apresaron, sentenciaron a muerte a 10 hombres; uno de
los condenados dijo estas palabras: Pobre esposa mía; pobres hijos míos,
Maximiliano Kolbe dio un paso al frente y le pidió al coronel: Soy un sacerdote
católico polaco… Quiero ocupar el puesto de este hombre que tiene esposa e
hijos.
El oficial nazi aceptó su ofrecimiento y Kolbe más los 9 condenados
fueron recluidos en la celda nº 18, subterránea para que murieran de hambre;
como después tres semanas aún no habían muerto, y necesitaban la celda, los
asesinaron con una inyección de fenol. Algunas formas de morir en Auschwitz: de
hambre, falta de oxígeno en celdas especiales, una celda de 90 x 90 cm para 4
presos. Vemos dormitorios en el suelo, en literas, lavabos. bajamos a los
sótanos, cámaras de gas de 210 m2 donde asesinaban a 2.000 prisioneros con gas.
Vemos el Paredón de la muerte, la Plaza de los recuentos donde dos veces al día
se los contaba, se aplicaban castigos, ahorcamientos… También vemos el Patíbulo
en el que fue ejecutado Rudolf Hoess, comandante del Campo de exterminio de
Auschwitz (1940-1945), con su propia
mano escribió estas palabras a lápiz en la prisión de Cracovia: Auschwitz se
convirtió en la mayor instalación de exterminio de seres humanos de todos los
tiempos.
Que fuera necesario o no ese exterminio en masa de los judíos, a mí no
me correspondía ponerlo en tela de juicio, quedaba fuera de mis atribuciones.
El mismísimo Führer había ordenado la solución final del problema judío… Tras
ser juzgado, fue ahorcado en el antiguo campo de concentración de Auschwitz el
16 de abril de 1947. Nos acercamos a Auschwitz II (Birkenau), con barracones de
madera; allí vimos hornos crematorios, los nazis intentaban hacer desaparecer
el crimen cometido quemando millones de cadáveres. Trenes con miles de judíos,
gitanos, polacos, rusos… llegaban a Auschwitz II Birkenau; guardias de las SS
abrían los vagones y descendían los prisioneros. Seleccionaban a los útiles
para el trabajo, el resto descendía hacia un subterráneo: Duchas y
desinfección, eso creían los infelices. Desnúdense, ordenan los guardias de las
SS; entran en una gran sala. Se escucha una nueva orden:
Sonderkommando(prisioneros judíos y no judíos seleccionados para trabajar en
cámaras de gas y hornos crematorios) y SS, salgan de las duchas.
Tras cerrar,
derramaban desde arriba unas piedrecillas que liberaban gas ZyKlon-B, que
invadía la sala; en unos minutos habían asesinado a más de 2000 personas, que
los Sonderkommando llevarán a los hornos crematorios para esconder al mundo
millones de asesinatos.
Tras la interesante y necesaria visita para conocer un
pasado horrible, que no debiera repetirse, abandonamos el campo y fuimos a
comer: Ensalada de primavera con salsa vinagreta; Albóndigas de carne de
ternera y cerdo con salsa de champiñones y nata, patatas al agua y pepino
marinado; Pączek - bollo dulce con mermelada y azucar en polvo.
El bus nos
llevó de regreso a Cracovia, disponíamos de tiempo libre, que cada cual
repartió según su gusto. A las 8:30 nos recogió nuestro conductor para
llevarnos al barrio judío; nos esperaba una cena típica judía: Sopa de cebolla:
Filete de pollo a la manera judía, arroz, ensaladas. Tras la cena, un cuarteto
formado por violonchelo, clarinete, acordeón y percusión nos deleitan con un
pequeño concierto con canciones judías, tal vez la más conocida, Si yo fuera
rico. Tras tomar un postre dulce con sabor a canela abandonamos el barrio judío
para llegar al hotel y preparar la maleta; la mayoría sube al bus, unos pocos
paseamos por el barrio judío; de camino a la Plaza de los Paños contemplamos la
fachada y el apostolado baroco de la iglesia jesuita de San Pedro y San Pablo
.
Nos detenemos en una de las muchas cafeterías de la plaza, donde un joven de
larga cabellera nos endulza el café con música de piano interpretando varias
obras de Johann Strauss; estamos en la gloria, pero mañana madrugamos para salir de viaje.
Lunes 18 de julio de
2016.
A las 8 de la mañana maletas y viajeros subimos al bus.
Dejamos atrás Cracovia y, siguiendo la dirección oeste norte, nos dirigimos a
Wroclaw. El paisaje a ambos lados de la autopista se llena de bosques de
abedules, abetos y hayas. Atravesamos la industriosa y financiera ciudad de
Katowice. Águeda, micrófono en mano, nos cuenta que las tierras polacas en
época comunista estuvieron un 20 % en manos del estado, el resto pertenecía a
los agricultores; cuando desaparece el estado comunista ese 20 % de terrenos se
alquila a pequeños agricultores que la trabajan y pagan una renta al estado;
también nos pone al día sobre las festividades y tradiciones polacas, aunque el
90 % de viajeros están felices en brazos de Morfeo.
Llegamos a Wroclaw, también
llamada Breslavia, 600.000 habitantes, atravesada por el río Oder; durante el siglo XIX alcanzó un importante
desarrollo industrial y económico convirtiéndose en una de las más grandes e
importantes ciudades de Alemania; tras la Segunda Guerra Mundial, Wroclaw fue
ciudad polaca; económicamente es una de las ciudades más dinámicas de Polonia.
Con el cielo gris nos recibe un parque, que muestra como esculturas viejos
carros de combate y cañones antiaéreos.
Rodamos por una larga avenida con paseo
en el centro; enseguida se suma el tranvía. Descubrimos una elevada y moderna
torre circular forrada de cristal, el edificio de oficinas ha despertado gran
polémica. Aparcamos junto al Teatro de la Ópera (1841) y el Hotel Metropol.
Wroclaw posee muchos enanitos repartidos por la ciudad: junto a la cabecera de
la iglesia de San Francisco descubrimos el primer enanito de bronce. Caminamos
por un atractivo paseo peatonal; un segundo enanito y los Amigos de los
Retablos se los llevan en su cámara y en su móvil; un tercer enanito… y todos
los que seguirán. En la Plaza del Mercado destaca el antiguo Ayuntamiento,
estilo gótico de XIII-XVI; entre tan bella arquitectura destaca su reloj
astronómico (1580) y su campana que se remonta al año 1368. Frente al viejo edificio
debemos contemplar la escultura de Alexander Fedro, dramaturgo polaco.
También
las antiguas casas burguesas, gótico y renacentista. Como en otras ciudades
polacas, su corazón es la Plaza del Mercado, grande y bulliciosa, que con el
inicio del curso universitario se llena de los casi 100.000 estudiantes que han
elegido esta ciudad para realizar su carrera. Por esta tradición universitaria
merece la pena visitar la Universidad. Comemos en Wrocław: Ensalada de pollo;
Rollitos de lomo servidos con col fermentada, salsa de mostaza, patatas con
eneldo y ensaladas; Pastel de yogur con almendras. Salimos de viaje hacia
Poznan.
Recorremos 173 km de sur a norte. Realizamos el check in en un céntrico
hotel y ocupamos nuestras habitaciones. Cenamos en el propio hotel: Tabla de
embutidos polacos y paté; Bacalao asado, servido con puree de patatas, espinaca
y salsa de limón; Cruasán de San Martín,
típico de Poznan. David, que había venido por la tarde, nos invitó a una
cerveza.
Martes 19 de julio de
2016.
La mañana está gris. Nuestro hotel 4* nos ha dejado un buen
gusto de boca por la rica cena, desayuno y calidad de nuestras habitaciones.
Conocemos a Paulina, nuestra guía en Poznan (550.000 habitantes). Iniciamos la
visita junto a nuestro hotel: Castillo real, Edificio de la Filarmónica, antaño
banco alemán, Conservatorio de Música, Universidad de Poznan (35.000
estudiantes), Dos cruces con fecha 1956, recuerda la primera huelga de los
trabajadores contra el poder comunista; pedían mejores condiciones de trabajo y
derechos humanos, pero fueron reprimidos con carros de combate. Estatua del
poeta Adam Mickiewcz, patrón de la universidad, aunque los comunistas
propusieron
a Stalin; La Ópera, El parque, El Museo Nacional con obra de
Murillo, Zurbarán, y Escuela de Velázquez. Águila blanca sobre fondo rojo,
símbolo de Polonia.
La bandera de Polonia es blanca y roja.
Desde el Casillo
Real descendemos hacia la Plaza del Mercado, donde contemplamos diferentes
casas que forman el cuadrilátero; vemos esgrafiados, relieves, esculturas,
pinturas; un suelo formado por adoquines de granito rojo y gris. Bello
Ayuntamiento en medio de la plaza. Cuatro fuentes con escultura, una en cada
esquina (Apolo, Rapto de Prosepina, Marte y Neptuno). La columna picota, antaño
poste de castigados, hoy punto de reunión más popular, junto a la fachada
renacentista (1555) del Ayuntamiento, con arcadas de medio punto y medallones.
Un símbolo de la ciudad es la fuente de dos caños y gran pilón, que podría
servir de abrevadero, y estatua de Bamberka, camarera que porta dos jarras de
agua; otro símbolo son los dos cabritos, que veremos en otro lugar.
Tras tomar
un café, nos acercamos a la Iglesia de San Estanislao, contemplamos la fachada
barroca, blanca y roja, hermosa como un retablo y presidida por San Ignacio de
Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; sobre la puerta jesuita puede leerse:
CASA DE DIOS PUERTA DEL CIELO, en latín. En la nave central, catorce columnas
gigantes con capiteles compuestos; la madera pintada pretende parecer mármol.
En el crucero, dos altares presididos por pinturas entre columnas salomónicas.
Las bóvedas pintadas y un trampantojo
intenta hacernos creer que existe una cúpula en mitad del crucero. El
órgano, a los pies del templo, posee casi tres mil tubos y es obra del organero
Ladagas.
Al salir de la iglesia contemplamos el Colegio jesuita, bello edificio
de 4 plantas, gran patio y claustro, del XVIII; también vemos los dos cabritos de Poznan, unos cuantos se
hacen fotografías. Caminamos hacia el bus y partimos hacia Torun. Nos ponemos
en viaje y al fin cruzamos el río Vístula por el magnífico puente de hierro;
llegamos a Torun, aparcamos el bus
mientras el sol nos bendice con sus rayos.
Caminamos hacia el centro de
la ciudad para buscar el restaurante, es una cervecería que fabrica la cerveza
que beben sus clientes y sirve comida típica de Torun. Comemos Zurek - sopa
tradicional de harina de trigo; Mix de empanadillas tradicionales Pierogi, con
diferentes rellenos: ruskie, con requesón y patatas, con carne, con col y setas;
y las típicas galletas de Torun.
Tras la comida típica, nuestra guía local
Kinga, nombre de la patrona de los mineros, nos pasea por las bonitas calles de
Torun. Vemos muchas figuras de cerámica en el alféizar de las ventanas, mujeres
policromadas en distintas poses y portando variados objetos. Luego discurrimos
por la calle peatonal de la ciudad antigua y la nueva. Nos detenemos ante la
casa episcopal (residencia del señor obispo) que, curiosamente, perteneció a
una logia masónica. A la entrada de la Catedral de los Santos Juanes no falta
la imagen, a tamaño natural, de Juan Pablo II, que sostiene en sus manos a la
Madonna Bella, una Virgencita muy apreciada en Polonia.
Nos detenemos ante la
escultura del burro de bronce; más interesante me parece la escultura, sobre un
elevado fuste de Nicolás Copérnico, astrónomo, matemático, jurista, físico,
fraile católico, gobernador,líder militar, diplomático, economista; estudió
durante más de veinte años su modelo heliocéntrico del universo; científico
revolucionario que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar.
El
Ayuntamiento es un edificio importante, construido en ladrillo rojo en el siglo
XIII, con bella torre del reloj. Iglesia gótica de Santa María. Abandonamos la
bella ciudad de Torun para viajar hacia Gdans, nos espera un modernísimo hotel
de 4* en el centro de la ciudad a orillas del mar Báltico. Gdans, una de las
ciudades más atractivas de Polonia, importante puerto hanseático del mar
Báltico y ciudad que le tocó las narices al comunismo desde los astilleros con
el movimiento Solidaridad.
Cenamos en el hotel: Tártaro de salmón servido en
pan integral con salsa de cebolleta; Gulash de carne de caza servido con ñoquis
y manzanas asadas; Pastel de zanahoria con crema. Tras la cena, recorremos las
calles del centro iluminadas sobre la noche, que nos atrapan con su atractiva
arquitectura y con su animado ambiente.
Miércoles 20 de julio de 2016,
A las 9 horas salimos de nuestro hotel y conocemos a Ela,
nuestra guía local enGdans.
En dos minutos llegamos al puente sobre el río
Vístula, los barcos están atracados; distingo una embarcación de dos palos,
velas recogidas y cofas. El sol se estrella contra las fachadas de las casas
alineadas junto al río. Gdans, la ciudad de las puertas, fue fundada el año 997
cuando llega un obispo a cristianizar el lugar.
Paseamos por el puerto, la
mañana está deliciosa y, recordando las lluvias de Zacopane, nos parece el
paraíso.
Llegamos a la puerta de Santa María; sobre el arco ojival, el escudo
de la ciudad. Luego vemos la grúa del puerto, me parece un tesoro conservar las
viejas grúas medievales que cargaban los barcos con la fuerza de varios hombres
que caminaban dentro de ruedas de madera para izar las mercancías que
transportaban los barcos.
En Gdans nació Schopenhauer, Pharenheit, Kalus
Kisnki, Günter Grass autor de El tambor de hojalata. La época dorada de Gdans
son los siglos XVI y XVII. Observa el escudo de Gdans. En la calle Santa María
(Ulica Mariacka) las típicas casas sacan a la calle una hermosa terraza, a la
que se accede subiendo varios peldaños de piedra, lucen bellas portadas y
antepechos labrados con relieves mitológicos.
La Iglesia de Santa María, obra
gótica de ladrillo, la puerta que vemos es original de 1511. En la torre, de 82
metros, hay un gran reloj del siglo XVII para que los habitantes de ese lado de
la ciudad vieran la hora; al pie del templo, una maqueta de bronce permite
contemplar en un golpe de vista toda su arquitectura. Al entrar a la iglesia no
podemos dejar de contemplar al Cristo crucificado de la vidriera. 37 ventanas
rasgan los muros del templo para llenarlo de luz y de la presencia de Dios. A
los pies y en lo alto destaca un espectacular órgano barroco, obra de Pedro
Bringeemann (1625-29). El altar mayor se adorna con un políptico espléndido,
obra de Miguel de Augsburgo.
El sagrario tabernáculo es una torre gótica de
8,30 m de altura, formada por cuatro pisos de madera tallada y decorada con
tracerías caladas y pináculos; en lo alto, un pelícano alimenta a tres
polluelos; en la puerta del sagrario, la figura del Salvador. Calvario con
figura de Cristo de 4,50 m entre la Virgen y San Juan, obra de Pablo de Gdans.
La Tabla de los diez mandamientos es un rectángulo rematado en su parte suprior
en medio círculo, dividida en diez campos, con dos historias pintadas en cada
campo: una obedeciendo el mandamiento y otra cometiendo el pecado; fue
realizado en 1480. Bello púlpito y tornavoz de comienzos del XVII con
esculturas y pinturas al óleo. La Piedad de Gdans, escultura gótica de María
sosteniendo a su Hijo muerto en piedra caliza policromada, 1410. Maravilloso
Tríptico del Juicio Final, pintado por Hans Memling; algunos le llaman de San
Miguel por aparecer en el centro pesando las acciones de los hombres con una
balanza.
El altar de San Martín, 1430, consta de predela y tríptico. La Hermosa
Virgen de Gdans, 1420, destaca su manto azul y oro, el bello rostro y la
relación con su hijo. En el tiempo libre recorremos la Calle Larga, nos
sentamos en una terraza, mientras tomamos un vino blanco, dos músicos arrancan
al violín y al acordeón hermosas notas de la Marcha Radetzky; desde nuestra
mesa contemplamos la Fuente de Neptuno, el viejo Ayuntamiento renacentista con
su espigada torre del reloj.
Luego visitamos las joyerías donde se venden
hermosas pulseras, colgantes, collares… de ámbar. La comida, en un restaurante
de esta preciosa calle: Ensalada Caprese con salsa pesto; Cuello de cerdo a la
parilla, patatas asadas, salsa propia, ensalada de col roja y Merengue con
cereza y nata batida. Tras la comida montamos en el bus y nos acercamos hasta
la Plaza Solidaridad, preside el Monumento a los trabajadores asesinados.
Águeda nos habló del trabajo de los sindicatos de los astilleros, cómo acabaron
convirtiéndose en partido político y su líder, Lech Wałęsa, llegó a presidente
del gobierno; Polonia fue apoyada por Estados Unidos con Ronald Reagan, Gran
Bretaña con Margaret Thatcher,
Karol Wojtyła que pronto se convertiría en papa
y la Iglesia católica polaca. Las tres cruces recuerdan los hechos, las huelgas
de 1980 y las anteriores, las plantas de los pies de Juan Pablo II, el Muro del
Memorial. El edificio de acero cortem recuerda un barco de los astilleros. El
Museo. En 1970 el Astillero Lenin fue a la huelga; la gente esperaba cambios en
el gobierno; pero tras la intervención de la policía hubo 80 muertos; Lech Walesa, detenido y
encarcelado, dirigía el comité de huelga.
Cuando Karol Wojtyła es elegido papa
en 1978 se produce otro empuje, la huelga pide más derechos, más libertad.
Estamos recordando al papa Karol Wojtyłacuando las farolas de la Gran Vía
portan banderas para recibir al papa Francisco. Pasamos junto al edificio de la
Ópera báltica cuando nos dirigimos a la Catedral Oliwa, llama la atención lo
elevado de sus dos torres, que enmarcan tan estrecha portada. Es iglesia
cisterciense, no hay monasterio, pero sí seminario para 70 seminaristas.
Destaca la largura del templo, el gran púlpito, aunque sobre todo se debe
resaltar el impresionante órgano de 8.000 tubos además de ángeles que tocan
trompetas y cobran vida; fue construido en 1680 por Johann Georg Wulff. El
organista nos deleitó con un bello concierto de música clásica del que
destacaré: el Ave Maria Schubert, Libertad con el coro de los esclavos del Nabucco de Giuseppe
Verdi y la Tocata y fuga de Juan
Sebastián Bach.
Encantados salimos de la Catedral Oliwa y el bus nos acerca en
unos minutos a Sopot, ciudad costera de 40.000 habitantes, con importantes
balnearios desde el siglo XVI y una de las más turísticas de Polonia; las
familias nobles y adineradas de Gdans han construido sus palacios y mansiones
en Sopot.
Era una tarde soleada cuando los Amigos de los Retablos paseábamos
por el Muelle más largo de Europa sobre el mar (650 m y 450 m están sobre el
agua), soplaba una brisa agradable y la playa del mar Báltico estaba plagada de
turistas. Regresamos a Gdans a su hora y cenamos en un restaurante: Caldo de
pollo; Pavo asado servido en salsa de almendras, patatas y ensalada; y Helado.
A la salida del restaurante nos perdemos por las bonitas calles de Gdans, antes
de regresar al hotel. Tras la cena la noche nos envolvió: paseando por el
muelle, por la ciudad vieja, por la calle Larga, sentados en las terrazas…
Jueves 21 de julio
de 2016,
A las 8:30 bajamos las maletas, una furgoneta se las lleva al
bus. A las 9 decimos adiós a Gdans, que nos despide con un sol dorado, que saca
brillo a esta hermosa ciudad a orillas del Báltico. Nos dirigimos a la sede de
la Orden del Hospital de la Virgen María de la Casa Alemana en Jerusalén, más
conocidos como Caballeros Teutónicos, el Castillo de Malbork, que empieza a
construirse en 1274. Bajamos del bus y contemplamos un conjunto defensivo de
ladrillo rojo espectacular. Me llama la atención la gran Virgen gótica, que
desde el vitral central de la cabecera de la iglesia parece darnos la
bienvenida.
Los tejados poseen importante inclinación en previsión de lluvias,
nieves y tormentas. Nuestra guía local, Bogu, nos cuenta que los caballeros
alemanes, vestidos de blanco como los templarios, pero con la cruz negra, vivían
en el castillo. Traspasamos el puente sobre el foso que lo rodea, en otro
tiempo con agua, y cruzamos bajo el arco ojival.
Frente al castillo veo tiendas
de campaña con caballeros y damas que parecen escapados de otra época, con
utensilios que recuerdan la época medieval: sillas de campaña, un tríptico de
viaje con imagen de la Virgen, hierros para el fuego, mesas, vasos de cerámica,
yelmo, armadura, espada… hay mujeres vestidas a la usanza medieval, que portan
aves de caza de cetrería: halcón, búho, azor… Los turistas se fotografían con ellos y
los acarician.
Tras cruzar el puente levadizo y la puerta con chapas de hierro
nos hallamos en el patio de armas; vemos el hospital de enfermos y heridos.
Entramos a la cocina, el espacio bajo la chimenea donde se hacía el fuero puede
tener 20 m2. El refectorio es un rectángulo con tres columnas centrales que,
como palmeras, sostienen la bóveda gótica; la calefacción proviene del suelo;
los muros, decorados con pinturas y leyendas en escritura gótica; presiden dos
asientos con doselete más torre de dos cuerpos y pináculo; 14 ventanas iluminan
a los comensales.
Penetramos en la capilla del Gran Maestre, destaca el gran
crucifijo de madera. Pasamos al refectorio de verano (14 x 14 m), no hay
calefacción. Todas las puertas del castillo están labradas en madera. En una
salita vemos monedas de oro y plata. En el patio de armas destacan las
esculturas de cuatro caballeros teutónicos.
Vemos la torre de 45 m de altura
para observar y comunicarse mediante señales. Entramos a la panadería donde
hacían pan blanco e integral. Bogu nos cuenta esta leyenda: Los panaderos, haciendo un agujero, robaron dinero a los
caballeros teutónicos; el día que fueron a la ciudad lo gastaron todo -–no era
habitual que los panaderos dispusieran de tanto dinero— y por ese motivo
descubrieron los caballeros que les habían robado; les cortaron la cabeza por
ladrones.
La sala capitular o sala de reuniones dispone de 68 asientos, tres
columnas en medio y de cada columna surgen 18 nervios que formarán la bóveda
gótica; también hay pinturas murales. La
entrada a la iglesia se hace desde el claustro alto por una portada gótica, que
ha conocido mejores tiempos; es templo de una nave y cabe destacar el coro
gótico con decoración de gabletes y tracerías caladas de piedra; el suelo
original lo forman estrellas de ocho puntas enmarcadas en octógonos.
Al
concluir la visita guiada, nos movemos por el castillo a capricho, visitamos la
tienda, los baños… Comemos dentro del castillo, el cuadrado comedor me parece
un lujo, con un pilar en el centro como un árbol cuyas ramas son nervios de la
cuatro bóvedas de crucería; el refectorio gótico se llena de palabras en
español con elevado volumen, como es costumbre.
Comemos Mix de lechugas con
vinaigrette; Carne con patatas fritas, hortalizas y Ensalada de frutas. Atrás
queda la grandiosa fortaleza de los caballeros teutónicos, nuestro autobús
viaja hacia el sureste camino de Varsovia, capital de Polonia desde1596, con
1.700.000 habitantes; destruido su casco histórico en 1944, fue reconstruido
tras la guerra, y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980.
Nos alojamos en
el centro de la Varsovia moderna, junto al Palacio de la Cultura y la Ciencia.
Nuestro hotel tiene cuatro estrellas y treinta pisos. Tras el check in creo que
me tocó el piso 22. Dejamos el hotel y salimos a cenar a un restaurante de la
zona. Tomamos Sopa de setas con pasta casera; Lomo asado marinado en miel,
arroz con verduras, ensalada de col blanca y Pastel de levadura con frutas.
Tras la cena tomamos café en alguna de las muchas terrazas, cafeterías, bares
de copas, que abundan en la zona del hotel.
Viernes 22 de julio de 2016,
A las 9 salimos del hotel y conocemos a Martín, nuestro guía
en Varsovia.
Mientras rodamos por la Vía de Jerusalén, que cruza la ciudad de E
a O, nos cuenta que visitaremos el Parque de los Baños Reales, el Casco
histórico y la Ruta judía; después asistiremos a un concierto y luego tendremos
tiempo libre para adentrarnos en los recovecos de Varsovia, que hierve en honor
al papa Francisco, que llegará en breve a Polonia; veremos banderas de España,
Estados Unifos, África, Sudamérica, Asia… ¡Nunca hemos visto tantos curas y
monjas…!
A ambos lados de la calle aparecen embajadas, más allá el Parlamento
de Polonia. Bajamos del bus para contemplar el Palacio Velvedere del siglo
XVIII; aquí residió Lech Wałęsa como presidente.
Nos recuerda Martín que una de
las marcas de vodka polaco se llama Velvedere en honor a este palacio.
Contemplamos la gran estatua, hablo de tamaño, de Jozef Pilsudski (responsable
de que Polonia en 1918 consiguiera la independencia). Nos dirigimos al Parque
de los Baños Reales; en el siglo XVII era un pabellón de caza, pero el rey de
Polonia lo convirtió en lo que es.
En el centro de los jardines, escultura de Federico
Chopin, compositor yvirtuoso pianista romántico polaco, envuelto por su mano
virtuosa y al mismo tiempo parece un árbol agitado por el viento; en cualquier
caso es una bella escultura. En este lugar se organizan en verano conciertos
sobre la obra de Chopin, que murió a los 39 años. Descubrimos un banco de
sentarse, que suena la música, luego veremos más en Varsovia. En uno de los
edificios hubo un invernadero de naranjos, Oranjería como en París. Vemos el
busto del último rey de Polonia.
Es un palacio construido sobre el agua, en el
antiguo cauce del río Vístula. No le falta un pequeño anfiteatro, a la manera
griega clásica. Caminar por los jardines nos resulta placentero. Nos acercamos
al puente sobre las aguas y desde allí admiramos el Palacio de los Baños.
Subimos al bus y seguimos viendo una ciudad muy llana: el Estadio de fútbol de
Varsovia, el Parlamento, la Plaza de 3 cruces, la iglesia de San Alejandro; nos
llama la atención contemplar la antigua Sede del Partido Comunista donde se
venden coches Ferrari; el monumento a Copérnico, la iglesia del Corazón de
Jesús, la Universidad de Varsovia, la iglesia de San José.
Nos bajamos para
contemplar la Tumba del Soldado Desconocido: dos soldados permanecen firmes con
el fusil sobre el hombro izquierdo; visten traje color caqui, botas y guantes
negros, gorra polaca con visera. En la plaza, un bello escenario moderno, como
un huevo dentro de otro, que alberga el escenario. En una fachada se ven
fotografías de: Juan Pablo II, Henryk Sienkiewicz autor de Cuo vadis,
Maximilian Colvert, madame Curie, Federico Chopin, Nicolás Copernico…
A las
11:15 en la torre del reloj tocan la trompeta, los Amigos de los Retablos lo
escuchamos desde la columna del rey Segismundo, recordando la hora del incendio
que calcinó el castillo; luego caminamos hasta la catedral de San Juan
Bautista, iglesia gótica de tres naves de igual altura, con vidrieras
multicolores nuevas y Tumbas de los duques de Marsovia; en la parte inferior de
una vidriera vemos el símbolo de la resistencia de Polonia, la P que se
convierte en un ancla.
En el presbiterio preside la venerada Virgen Negra de
Częstochowa. Vemos al cardenal Stefan Wyszynski, que se opuso a los soviéticos
en Polonia, por ello lo recluyeron en un monasterio por tres años. Caminamos hasta
la Plaza del Mercado, en mitad de la plaza, la Sirena de Varsovia: Cuenta la
leyenda que a las Aguas del río Vístula se acercaron dos sirenas: Una se quedó
en la roca a orillas de Dinamarca, la otra se quedó en Varsovia.
Enseguida
notaron los pescadores que alguien agitaba las aguas del Vístula, enredaba sus
redes y soltaba los peces de las nasas; los pescadores decidieron capturar al
culpable, pero al escuchar los bellos cánticos de la sirena, desistieron de su
empeño y se enamoraron de la hermosa mujer pez. Un rico comerciante vio a la
sirena y decidió apresarla para mostrarla en las ferias y ganar dinero. Con
artimañas consiguió encerrarla en una jaula de madera; pero el llanto y los
lamentos de la sirena llegaron a oídos del hijo de un pescador, que la liberó
una noche oscura ayudado por sus amigos. Agradecida por su liberación prometió
la sirena que si necesitaran ayuda siempre saldría en su defensa.
Desde
entonces la sirena de Varsovia, armada con espada y escudo, defiende la ciudad
y a sus habitantes. En la plaza hay bonitas terrazas con flores, y vendedores
de pinturas paisajísticas de Varsovia. Desde lo alto de un mirador, cerca de la
Plaza del Mercado, hay una bella vista del río Vístula. También Varsovia, como
Cracovia, ha conservado la Barbacana de ladrillo rojo, son restos de las viejas
murallas.
Saliendo de la plaza nos acercamos al Castillo Real, con su gran
plaza y columna del rey Segismundo. Nos acercamos al restaurante, junto a la
Casa de Maria Skłodowska-Curie, Premio Nobel de Física, 1903; Premio Nobel de
Química, 1911.
Comimos Caviar judío (hígado servido con huevo y cebolla);
Solomillas Samson con patatas y ensalada; y Melocotón servido con helado y
licor de huevo. Varsovia está inundada de jóvenes y religiosos, que han venido
a Polonia para encontrarse con el papa Francisco; banderas de España, Estados
Unidos, muchos países sudamericanos se ven por las calles de Varsovia junto a
una alegría religiosa que se siente.
Nos acercamos a la Plaza Krasiński para
ver el Monumento al Alzamiento de Varsovia en 1944: el pequeño grupo
escultórico consta de tres soldados y un sacerdote, uno de los soldados surge
de una alcantarilla (las cloacas de Varsovia fueron el territorio de la
resistencia); el gran grupo escultórico, siete soldados combatiendo, al propio
tiempo huyendo de un edificio a punto de derrumbarse. Representa la lucha y el
aniquilamiento alemán que fue destruyendo casa por casa para que no quedara un
polaco vivo.
Tal vez se detecte cierta influencia historicista del pintor Jan
Matejko (la primera tarde en Cracovia estuvimos en una plaza que lleva su
nombre). Entre octubre de 1944 y enero de 1945 se produjo la destrucción masiva
de Polonia por los alemanes.
Un monumento sobrecogedor y que refleja el
sufrimiento de un pueblo es el dedicado a los Héroes del Gueto de Varsovia en
1943: dos leones sostienen el candelabro de siete brazos. Una parte del
monumento simboliza la lucha, el estallido de valor de los insurgentes:
hombres, mujeres y niños empuñando armas y cocteles molotov; Mordechai Anielewicz
a punto de lanzar una granada.
El relieve del otro lado del monumento,
Camino al exterminio, muestra el sufrimiento
y el martirio de mujeres, niños y ancianos tristes y desfallecidos que caminan
hacia los campos de exterminio. Recorremos las calles que formaron el Gueto de
Varsovia, donde llegaron a vivir más de 360.000 judíos, estaba concebido como
una transición a las deportaciones hacia el campo de exterminio de Treblinka;
todo estaba muy bien estudiado dentro del programa denominado Solución final de
la cuestión judía, ni más ni menos que el exterminio en masa programado por los
nazis para aniquilar a la raza judía.
El canciller alemán Willy Brandt se puso
de rodillas en 1970 para pedir perdón a los judíos y polacos de Varsovia.
Durante el tiempo libre de que disponíamos asistimos a un concierto de piano de
Katarzyna Kraszewska, que nos deleitó con un Nocturno, cuatro Preludios, un
Scherzo, dos Vals, un Estudio, una Mazurca y terminó con La Polonesa en La
bemol mayor op. 53 de la obra de Federico Chopin.
Al concluir el concierto
seguimos visitando una ciudad bella e interesante que había recibido a miles de
jóvenes deseosos de conocer al papa Francisco. Cuando se hizo el tiempo nos
reunimos junto a la Columna del rey Segismundo III en la Plaza del Castillo.
Cenamos en un restaurante: Hojas de espinaca servidas con queso mohoso y
aderezo de frambuesas; Pescado servido en masa con hierbas, patatas, ensalada y
Pera marinada con salsa de vainilla.
Luego nos trasladamos a nuestro hotel,
había que hacer la maleta; pero también había que despedirse de Varsovia y nos
sentamos en una de las muchas terrazas de la moderna zona para tomar un café.
Me llama la atención que las prostitutas, que se ofrecen en las aceras, son
chicas muy jóvenes que portan un paraguas generalmente abierto.
23 de julio de
2016,
Desde el piso 22 del hotel la vista de Varsovia es
magnífica: el Gran Palacio de la Cultura, regalo de los soviéticos a Polonia,
el Hotel Metropol, el Hotel Marriot, el
bloque de oficinas Intraco II (150 m de altura) y varios rascacielos que
compiten con el Palacio de la Cultura en su crecimiento. Tras el desayuno, nos
echamos a las calles de Varsovia para echarle la última mirada, para hacer compras… En la calle del hotel, Ulica
Maszalkowska, hay multitud de tiendas: Zara, Sephora, H & M, RESERVED, TK
MAXX, Stop, ROSSMAN, Empik, CROPP, CAMAÏEU, MARKS & SPENCER, HOUR, PASSION,
puestos callejeros que venden frutas y verduras; al borde de la avenida hay
jardineras que lucen flores y plantas, pequeños árboles podados en forma de piruletas.
Apuramos el tiempo que
nos queda y a la hora indicada cargamos las maletas en el bus y rodamos por
Ulica Maszalkowska.
Bajamos del bus y caminamos hacia el restaurante, de
arquitectura singular con muros y bóveda de ladrillo rojo; las mesas son para
cuatro, seis, ocho comensales y se
reparten en dos niveles de diferente altura. Tomamos Sopa cremosa de verduras
blancas con buñuelos de viento; Gołąbki - plato típico de hojas de col rellenas
de carne de cerdo servidas en salsa de tomate, con puree de patatas y ensalada;
y Pastel de manzana.
Tenemos que volver al bus para acercarnos al aeropuerto de Varsovia. Nos despedimos de
Pepe, nuestro conductor, que nos ha llevado a todas partes sin perder la
sonrisa. Hacemos la fila para embarcar las maletas, pasamos el control de
policía y esperamos para embarcar. El avión despegó a su hora y aterrizó en
Munic, cambiamos de avión y aterrizamos en Bilbao con bien. Javi nos esperaba
con el autobús dorado. Tomamos un emparedado con un Genoli blanco bien
fresquito y un bocatita de jamón y un tinto de Viña Ijalba.
Nos despedimos de
Águeda, que ha sido una guía correo excelente, y viajamos hacia Logroño;
Llegábamos a la Estación de Autobuses a las 00:30 horas.